Las orquestas se reactivan

Las bandas, tras la pandemia, tienen las agendas llenas porque la gente «quiere pasárselo bien».

Orquesta Montecarlo durante una verbena

Orquesta Montecarlo durante una verbena / Montecarlo

Amparo Barbeta

Amparo Barbeta

Poco tiene que ver el actual mundo de las orquestas con el de hace una década. Ni el público ni la música es el mismo. La pandemia, como en otros sectores, hizo criba y se llevó por delante a muchas bandas ‘pequeñas’. El largo parón también sirvió para reactivar el sector y que otras ya consolidadas se reorganizaran y, por necesidad, rejuvenecieran. Cantantes, músicos y técnicos comprobaron la vulnerabilidad del sector y decidieron emprender nuevos rumbos profesionales. Los que subsistieron, aseguran, ahora disfrutan mucho más del espectáculo y son conscientes de la fragilidad de un sector que mayoritariamente persiste por las contrataciones municipales. «La pandemia nos enseñó a no confiar en la rutina», apunta Sandra Acosta, responsable de la Orquesta Montecarlo, una de las más potentes del sector y a la que avala una trayectoria de 43 años. «En nuestro caso, el parón nos sirvió para reinventarnos y poner en práctica todas las ideas que, durante la pandemia, tuvimos», lanza una de las vocalistas del grupo formado por una veintena de personas. Aire nuevo. En otros casos, este impás sirvió para que las bandas se profesionalizaran. Esa es la palabra que, una y otra vez, utiliza el gerente y propietario de La Tribu, una de las orquestas más demandadas de la Comunitat Valenciana, para referirse a su banda.

La Tribu durante una actuación en una verbena

La Tribu durante una actuación en una verbena / La Tribu

En el año de sus bodas de plata, en cada espectáculo de La Tribu, explica Miguel Estruch, participan diecisiete personas, de ellas, ocho están sobre el escenario, siete en montaje y dos son técnicos. A día de hoy, coinciden ambos responsables, faena no les falta. Una vez pasen las fallas, avanzan desde La Tribu, ya tienen contratadas ochenta actuaciones; cifra que supera el centenar en el caso de la Montecarlo. Es más, la agenda de 2024 ya está «llenita». Y es que, la pasión por las fiestas consigue mover los fines de semana a centenares de jóvenes de verbena en verbena. «Nosotros tenemos nuestro público y hay mucha gente que acude a un barrio o a un pueblo solo a buscarnos», apunta Estruch. «Yo alucino cuando veo a personas que vienen seis o siete días consecutivos y en todos demuestran el mismo entusiasmo», se sorprende Acosta. Y es que, en muchos casos, más que una verbena, el público asiste a un concierto. Un espectáculo, en vivo, de cuatro horas. «Mantener a la gente enganchada a un show cuatro horas no es fácil y tener la fórmula para conseguirlo nos satisface mucho», se vanagloria Acosta. «Nuestro show está claro y el que viene a vernos ya sabe a que atenerse. Se nos contrata por ser como somos. Ofrecemos un repertorio de canciones remember y de las de toda la vida. Respecto a otras bandas, la diferencia es cómo lo hacemos», explica Estruch que, resalta, «el que acude a ver a La tribu es un adulto que busca buena música».

Mas actual es la playlists de la orquesta Montecarlo. Con más de cuarenta años de experiencia y con un potente club de fans detrás, apuesta por una mezcla de estilos que va desde canciones de Seguridad Social, a Extremoduro o «a un batiburrillo de música en valenciano actual». «El rock ha dejado de funcionar mientras el valenciano toca la fibra de la gente. Con este mix contentamos a todo el mundo porque la gente que va a una verbena es muy diversa- En cuatro horas hay tiempo para cantar, saltar, hablar o tomarse una cerveza», explica Acosta. El repertorio, en su caso, está cerrado de antemano y es «rarísimo» que introduzcan alguna modificación de junio a octubre.

Las verbenas de la Montecarlo se llenan

Las verbenas de la Montecarlo se llenan / CARLOS HERNANDEZ LOPEZ

Unos y otros destacan, utilizando el término empleado con anterioridad por Estruch por su profesionalidad . «No nos podemos permitir no hacerlo bien», apunta Sandra. «Sabemos donde estamos», confiesa. «Los ocho que están sobre el escenario se preparan a conciencia para aguantar. Van al gimnasio, comen bien y sobre todo están mentalizados para que cada actuación se la mejor que pueden ofrecer», lanza el propietario de La Tribu. «Aguantar no es fácil porque físicamente un show tan largo supone un desgaste bárbaro. El años pasado realizamos 39 conciertos consecutivos y fue una barbaridad. La voz se resiente y el cuerpo nos pide descanso aunque, tras lo que vivimos en pandemia, somos conscientes de que ‘sarna con gusto no pica’. Nosotros nos cuidamos muchísimo y cada uno tiene su truquillo para aguantar. Por ejemplo, un compañero, fuera de temporada, anda por la montaña para coger fondo y no ahogarse durante los conciertos. para mí, para aguantar, lo más importante es tener un descanso perfecto», explica Sandra Acosta.

Las vocalistas de la Orquesta Montecarlo

Las vocalistas de la Orquesta Montecarlo / Montecarlo

2020 y 2021 fueron años tan complicados para el sector, que hay quienes han querido incluso borrarlos de sus recuerdos. «Esos años fueron un desastre», recuerda Acosta. Pero, superadas todas las restricciones, el mal sabor de boca ha desaparecido y es momento, apunta la responsable de la Montecarlo, de «aprovechar el caramelito» porque «se tiene más ganas».

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