Carlos Monsonis es poco conocido entre el gran público, pero tiene un prestigio brutal entre los profesionales de la hostelería. Condicionado por las circunstancias, nunca ha tenido la continuidad necesaria como para llegar a ser conocido, pero sí dejó la suficiente impronta como para que sus compañeros le reconozcan como un gran profesional. Se formó a la vera de Miguel Barrera (como tantos otros jóvenes cocineros castellonenses). Pronto destacó y el hotel NH Collection lo fichó para su emblemático proyecto de la calle Colón. Sonata 32 se llamaba aquél restaurante. Prometía, sí, pero la pandemia truncó su proyección. Eso, y circunstancias personales, le llevaron a trabajar en San Marino, una pizzería de Burriana sin demasiado prestigio. Carlos levantó aquel restaurante en declive hasta situarlo como un referente de la ciudad. En aquella población sí que se ha hecho un nombre hasta convertirse en el cocinero bandera de Burriana. Por eso, un grupo de empresarios lo rescató para proponerle un proyecto gastronómico que incluye varios restaurantes. El Morro es sólo el primero, y tal vez el menos interesante, de los restaurantes que esperan levantar.

Mejillones Urban

El Morro fue durante décadas un emblema. El restaurante donde se cerraban negocios, se celebraban cumpleaños y se pagaban favores que el dinero no puede compensar. Situado en la bocana misma del puerto, junto a las balizas que indican su posición a los barcos, el restaurante regala unos atardeceres espectaculares. Carlos no ha querido modificar la propuesta.

Fritura variada Urban

El Morro se mantiene fiel a lo que siempre fue. Un local tradicional donde comer un buen arroz y sus entradas a compartir. Obviamente le ha dado una pátina de calidad, y de credibilidad, que había perdido en los últimos tiempos. Pero cualquiera que visite de nuevo El Morro, encontrará lo que esperaba. La colección de arroces se limita a los clásicos del recetario tradicional (negro, senyoret, bogavante….) junto con alguna incursión un poco más atrevida como el arroz de sepia al ajillo y alcachofas, o el de cangrejo azul. Antes, entrantes de siempre y alguna provocación como el tartar de cohentet de Burriana (en realidad un embutido sacado de sus tripas que comeremos crudo). Fuera de eso, casi toda la carta de entrantes gira en torno a unas frituras bien hechas. Incluso el pulpo se fríe. Se trata de pulpos de lonja que pesan entre un kilo y un kilo doscientos gramos. Es el tamaño máximo para poder darle una fritura después de cocido. Junto a él, boquerón, calamar, albóndigas de bacalao…hay más cosas, pero siempre en ese entorno de la comida tradicional: ensaladilla, capellanes con tomate, carabinero con jamón y huevos… Para propuestas más rompedoras, Carlos espera su nuevo restaurante.

La decoración es funcional y, sin llevar una firma de diseño, bastante atractiva. Pero el local necesitaría de una inversión que lo actualizara. La brisa del mar refresca mucho en las tardes de verano pero envejece los materiales a la velocidad de la luz.

Lomo de lubina a la brasa y su hijada a la donostiarra. Urban

¿Dónde? Carrer de l’Escullera de Ponent, 0, Burriana, Castellón.

teléfono: 964 58 59 96

lo mejor. Ver el producto en manos de Carlos Monsonis

lo mejorable. El continente necesita una cierta renovación. La brisa Del Mar no ayuda a conservar los edificios.

lo imprescindible. Carlos debe de asumir El Morro como la antesala a proyectos más interesantes. Queremos verlo evolucionar.

PRECIO MEDIO. 30 Euros.