Con casi un siglo de trayectoria en la Comunitat Valenciana, Bodegas Murviedro es una de las firmas vitivinícolas mejor valoradas por el consumidor tanto en el ámbito local como en las decenas de países en los que están presentes sus vinos. Durante todo este tiempo la bodega se ha rodeado de los mejores profesionales para elaborar cada añada el mejor vino posible. Sus enólogos recorren los viñedos de toda la geografía valenciana en busca de las mejores parcelas, aquellas capaces de expresar las cualidades de un terruño único para la vid.
Toda esa experiencia adquirida por el equipo de Murviedro a lo largo de los años ha culminado con una colección de vinos de parcela, referencias de limitadísima producción, aquella que ofrecen únicamente las uvas de una parcela seleccionada. Conviene destacar antes de hablar sobre la colección Vinos de Parcela que el proyecto es la continuidad del buque insignia de la bodega, el tinto La Casa de la Seda, un vino de Bobal elaborado a la antigua usanza con los escasos racimos que producen las centenarias cepas de la finca El Ardal, en el término municipal de Requena.
Hecha la salvedad, la colección Vinos de Parcela es la primera línea premium desarrollada bajo la dirección técnica del enólogo Juanjo Muñoz, quien cumple este año su décima vendimia en la compañía y que, durante esta década, ha recorrido la Comunitat Valenciana de norte a sur para conocer en primera persona la singularidad de los viñedos cuya uva vinifican cada año para producir todas sus líneas de vinos.
El primero de los cuatro vinos de parcela que componen la gama nació en el otoño de 2019 con el nombre de Vallejo Avena, el nombre de una parcela de uva de la variedad Chardonnay ubicada en el término municipal de Venta del Moro. Para Muñoz, encontrar esta parcela «fue todo un flechazo. Un terruño muy particular con viejas vides rodeadas de bosque, almendros y olivos. Luego analizamos la planta y descubrimos que se trataba de un clon especial, el mismo que crece en la Borgoña, poco productivo pero mucho más complejo y expresivo que otros clones de esta variedad».
Vallejo Avenas irrumpió con fuerza en el sector. Un blanco muy gastronómico que fermenta en barrica y descansa durante seis meses en roble. Con poco más de 8.000 botellas por añada, es uno de los blancos valencianos más complejos y expresivos.
El buen resultado de esta primera vinificación empujó a Juanjo a seguir explorando en microvinificaciones de parcelas singulares. Tras el ‘stand by’ de 2020 con la pandemia, en 2021 vieron la luz las dos siguientes referencias:el tinto CV-05 y el blanco Cañada La Torre. El primero un tinto de la variedad Cabernet Sauvignon que nace de una parcela bautizada como CV-05, dentro de la finca El Serrano, en el municipio alicantino de Villena del que se elaboran menos de 5.000 botellas al año. El segundo un blanco de uvas de Malvasía de la parcela que le da nombre, ubicada a medio camino entre los términos de Utiel y Fuenterrobles y con una producción de casi 4.000 botellas.
La última referencia en incorporarse a esta colección de vinos de parcela es Finca El Serrano, tinto de Monastrell que, al igual que el CV-05, se nutre de un singular viñedo localizado en Villena del que obtienen uvas para producir algo menos de 10.000 botellas. Para el enólogo de Murviedro, la colección Vinos de Parcela está «cerrada, aunque en esto de los vinos nunca se sabe. Nosotros seguimos visitando periódicamente todas las parcelas que controlamos en la Comunitat Valenciana, y si en algún momento entendemos que hay alguna partida que puede aportarnos más singularidad plantearemos ampliar la gama».