Caixaforum València se traslada este fin de semana al continente africano de la mano del espectáculo «Teranga. El legado de los griots del Senegal» del grupo Djilandiang. Teranga es una palabra wólof (la principal lengua nativa del Senegal) que define una de las características más destacadas del pueblo senegalés: la hospitalidad. Bajo la dirección musical de Albert Gumí, el conjunto africano subirá los días 18 y 19 al escenario del Ágora con sus máscaras e instrumentos con los que mezclan ritmo, color y magia.
Gumí avanza que esta puesta en escena asegura «el ritmo de los tambores: los seourouba; el sabar, que se toca con la mano y con un palo; el xung, con su sonido grave y profundo (como la piel de vaca con la que está hecho); el increíble tambor que habla, denominado tama (hecho de piel de iguana), y el más conocido djembé, de sonido llamativo (como la piel de una cabra). Tendremos las canciones que nos hablan de la alegría de empezar una fiesta o del respeto que debemos tener por las personas mayores. Tendremos el color de la ropa bailando sobre los movimientos frenéticos de los cuerpos, y también el color de las imágenes del Senegal. Y tendremos, sobre todo, la magia que todo lo rodea y justifica».
La magia de las máscaras, con la samayo, «nos saca la mala energía fuera del cuerpo y nos hace reír persiguiéndonos y asustándonos juguetonamente con su brazo; o la Bandiama, ideal para pedir que llueva; o la Kumpo, una máscara bastante misteriosa que es útil para dar buena suerte y para ayudar a conseguir cosas que pueden ser difíciles de alcanzar».
El poder de la naturaleza
En Senegal, señala Gumí, «todo tiene un espíritu, y este espíritu se manifiesta a través de toda la naturaleza. Allá la naturaleza no es solo biológica, y para relacionarse con ella es imprescindible una buena dosis de magia, que se materializa en unos rituales llenos de ritmo, canción y color: rituales que podréis vivir en nuestro concierto», concluye.