Entrevista | Anabel Alonso Actriz

"El humor nos hace sobrevivir a los dramas que pasan en nuestra vida"

Han pasado más de 500 años, pero la historia de Calisto y Melibea sigue presenta. Anabel Alonso regresa al teatro Flumen, del 25 al 28 de enero, para encarnar a Celestina, la alcahueta que consigue mediante artimañas que ambos personajes se enamoren.

Anabel Alonso interpreta a la Celestina.

Anabel Alonso interpreta a la Celestina. / Levante-EMV

Saray Fajardo

Saray Fajardo

València

El humor siempre ha caracterizado a Anabel Alonso. Sin embargo, ahora cambia de registro para interpretar en el teatro Flumen a la Celestina, en una adaptación de Eduardo Galán. Dirigida por Antonio C. Guijosa, se trata de un texto más dinámico del clásico, con más ritmo y dinamismo. Aunque ya han pasado más de 500 años, la actriz comparte muchas particularidades con la protagonista.

Acostumbrada a la comedia, ¿qué ha supuesto interpretar a Celestina?

Es un disfrute porque es uno de los grandes personajes de nuestra literatura. Al ser un personaje universal y tan conocido es un reto porque todos tienen una Celestina preconcebida en la cabeza. Me he sorprendido mucho al empezar a estudiarla, ya que te das cuenta que no es como creemos. Ni es tan mala ni es la causante de todo el lío. Es una mujer muy vital, que le gusta mucho la vida, que le gusta disfrutar, tiene sentido del humor… Es un personaje que tiene muchas características que la hacen más cercana. No es esa mala ni esa bruja del cuento. Es una mujer de carne y hueso.

A pesar del paso de los años, sigue siendo un personaje bastante vivo y la historia también podría trasladarse a la época actual.

Es lo que tienen los clásicos. Cuando pasa la criba del tiempo, en este caso 500 años, es que tiene algo que sigue llegando y trasciende la actualidad. Los clásicos tratan las grandes pasiones, vicios o virtudes del ser humano. En este caso, es el deseo, la avaricia y la codicia. Aunque creemos que hemos evolucionado mucho, no hemos evolucionado tanto. Ves una tragedia griega de hace 2000 años y seguimos siendo un poco iguales, aunque con teléfono. La esencia es la misma. En “La Celestina” hay una imagen preconcebida de Calisto y Melibea, como si fueran Romeo y Julieta, pero no. Ellos quieren disfrutar del amor. En ningún momento nadie les prohíbe que estén enamorados y vivan un amor puro. Ellos quieren gozar del amor cada noche. Les gusta la carne. A ella le encargan un trabajo y lo cumple, pero cada uno es responsable de sus actos.

"La Celestina" llega al Flumen.

"La Celestina" llega al Flumen. / Levante-EMV

Durante la preparación, ¿has encontrado alguna similitud entre Anabel y Celestina?

Siempre hay algo porque pasas al personaje por tus tripas. Ella es una disfrutona, le gusta la vida y aboga por vivir el momento. Ella ya decía que “nadie hay tan viejo que no pueda vivir un año más ni tan mozo que no pueda morirse hoy mismo”. En esos años, se creía que cuando más sufres en esta vida, más disfrutarás en la otra. Pero ella dice que hay que disfrutar de esta que dura muy poco y ya veremos qué pasa. En eso somos iguales. Ella también tiene mucho orgullo de su trabajo. Cuando le hacen un encargo, lo lleva a cabo, aunque se juegue la vida. Hay muchas cosas en común y la gente se va a sentir más identificada de lo que cree.

Ese disfrute está muy relacionado con tu oficio de cómica.

La vida hay que tomársela con humor siempre. Celestina es una mujer que tiene mucho sentido del humor. Eso es lo que nos hace poder sobrevivir a los dramas que pasan en nuestra vida. Es la mejor medicina para tratar las amarguras. Es el bálsamo que hace que vivamos mejor.

¿Cómo ha sido el proceso de preparación?

Cada director tiene su manera de hacer. Memorizábamos el texto poco a poco porque tienes que saberlo para poder moverte en escena. Es un trabajo técnico de memorizar como cuando ibas al cole. Me he documentado bastante y he intentado no mirar mucho a mis antecesoras porque siempre quieres imitar. Me he ilustrado, pero sin querer emular a ninguna de ellas. He hecho una Celestina más vital, que no para en toda la función. Es una grandísima actriz, mejor que yo. Le da lo que quiere a cada persona que se planta delante. Dentro de una Celestina, he intentado hacer varias. Ha sido laborioso, pero fascinante.

La Celestina y Melibea.

La Celestina y Melibea. / Levante-EMV

La obra ya ha recorrido gran parte de España. ¿Cómo ha sido la acogida por parte del público?

Maravillosa. Estamos disfrutando mucho de la función y de la acogida del público. Casi todos los teatros están llenos y el público aplaude con muchas ganas. Redescubren a “La Celestina”. Estamos muy contentos.

Comentas que los teatros están llenos. Con el auge de las plataformas, será una gran satisfacción.

Siempre hemos hablado de la crisis del teatro. Ahora con tanta oferta de entretenimiento, el hecho teatral, que es en vivo y lo compartes con una serie de personas, hace que a la gente le guste más vivir esa sensación. Esa función no será igual que la que se hará mañana. Es algo único e irrepetible. Hay un contacto con las personas más allá de las pantallas. A la gente le apetece muchísimo ir al teatro.

Volviendo a tu trayectoria, a finales de los 80 debutaste en televisión. ¿Imaginabas que ibas a vivir todo lo vivido?

Para nada. Cuando decidí que quería dedicarme a esto, con salir adelante me conformaba. No pensaba que iba a estar dando guerra hasta ahora. En este trabajo estás en un proyecto y no sabes si el próximo va a ser al día siguiente o en un año. Existe esa incertidumbre de no saber qué va a ser de tu vida. Nos pilla con mucha experiencia. No pensé que iba a trabajar y hacer todo lo que he hecho.

¿Cómo se trabaja esa incertidumbre para que no termine en ansiedad o estrés?

Es complicado. Partimos con una ventaja porque es algo inherente a este oficio. Te hace más superviviente. No dependes de los demás. Si no suena el teléfono, me pongo las pilas. Yo soy mi instrumento de trabajo.

Presentadora, actriz, concursante en algunos programas, humorista. ¿Hay alguna faceta de Anabel que todavía no conocemos?

Me gusta tocar todas las teclas posibles. Lo bueno de esta profesión es que no es nada monótona. He estado haciendo una serie durante nueve años, me preguntaban si me aburría, pero nunca pasaba lo mismo. En una función de teatro, cada día el público es distinto y vas descubriendo cosas. Yo siempre he sido muy lanzada. Si hay que cantar, se canta o si hay que cocinar, se cocina. Lo peor que puede pasar es que no me salga bien. Merece la pena arriesgarse. A veces, te llevas la sorpresa de que tienes que confiar más en ti mismo. 

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