Año Nuevo Chino y gastronomía: la tradición se sienta a la mesa
Millones de hogares chinos darán el próximo martes por la noche la bienvenida al 4723, el año de la Serpiente de Madera
La cena está marcada por un legado milenario y no pueden faltar el pescado, las naranjas y pequeñas empanadillas para empezar el Año Nuevo Chino con buen pie, según las creencias

Germán Caballero
València acoge mañana la XII Gran Cabalgata del Año Nuevo Chino, desde la calle Pelayo hasta la plaza del Ayuntamiento, para conmemorar la llegada del 4723. Este acto, organizado por la Federación de Asociaciones Chinas de la Comunidad Valenciana, en colaboración con el Instituto Confucio de la Universitat de València y el Ayuntamiento de València, es el central de una programación que también incluye talleres, conferencias, actuaciones musicales, exhibiciones de caligrafía y otras actividades hasta el 13 de febrero.
Para esta cultura milenaria, el 4723 corresponde a la Serpiente de Madera del zodíaco chino, que lo considera heredero del dragón, con las atribuciones de ser sagrado, sabio y traer buen augurio.
En China, las celebraciones del 4723 comienzan el miércoles 29 de enero y acabarán el 12 de febrero, con la conocida como Fiesta de los Farolillos o de la Primavera: por tanto, la cena similar a la Nochevieja occidental será el martes, cuando se reúnan las familias en torno a una mesa que tiene mucho de tradición, algo de superstición y, sobre todo, respeto por el legado recibido. Para los próximos días, hay tradiciones indiscutibles en China y en la diáspora, también en lo relativo a la gastronomía. Ya anticipamos que no hay ni arroz tres delicias, ni rollitos de primavera ni pollo al limón, habituales en Occidente pero inexistentes en el recetario chino.

Así se ha celebrado el Año Nuevo Chino en València / Miguel Angel Montesinos
El chef Cheng Li de Casa Ou —en el centro de València— prepara una mesa con lo que no pueden faltar en la ‘Nochevieja china’: abundantes entrantes fríos y, posteriormente, platos calientes que pueden llegar a superar la decena. En el primer caso, el cocinero —aprendiz desde los 6 años y en los fogones en València desde hace dos décadas—, elige gambas; trocitos de ternera, pollo y pescado; gelatina casera... y también curiosidades como castañas de agua chinas, pequeñas naranjas fortunella, lenguas de pato —una delicatessen—, o ensalada de medusa y pepino.
Como principales, son indispensables para Cheng Li las pequeñas empanadillas jiaozi, sopa, lomo de cerdo con pan bao, pasta de arroz con verduras y, sobre todo, un pescado tipo corvina. El pescado es fundamental en la mesa de Año Nuevo, porque su nombre en chino —yu— es homófono a la palabra ‘prosperidad’ y tiene una gran simbología, como deseo para los meses venideros. «Debe cocinarse entero, incluyendo la cabeza y la cola, y al comerlo no se le puede dar la vuelta», advierte.

El chef, con el pescado cocinado entero. / Germán Caballero
También las naranjas conllevan buena suerte; la pasta de arroz simboliza el deseo de ser «cada año mejor», mientras que las jiaozi, «la reunión familiar», como el postre de las bolas de arroz dulces (tangyuan), que también se interpreta como la luna, que determina el día de la fiesta. Algunas casas incluyen largos fideos en el ágape, para simbolizar la longevidad.
Por encima de todo, el cocinero y Gao Hongbo, directora china del Instituto Confucio y profesora de la Universidad Normal del Nordeste de China, explican que es un día para juntarse con la familia, cueste lo que cueste, de ahí los miles de desplazamientos en China y desde el extranjero. «La persona más mayor debe sentarse en la mesa de cara a la puerta, y a su alrededor el resto, según edad. Es un momento de compartir lo mejor, invirtiendo ahorros, un momento de sorprender que se prepara muchos días antes», explican. Todo se cocina en familia y también se hace una gran limpieza del hogar, además de saldar las deudas para entrar al nuevo año con buen pie.
Para la cultura china, la gastronomía es una manera de «compartir sentimientos y emociones a través del plato». Dan especial importancia «a la estética, el color y la presentación», así como a la «buena colocación» de los alimentos, indica Gao Hongbo. «Esta comida no solo está rica y da los nutrientes necesarios, sino que es una manera de compartir», añade. Como en todo, los tiempos cambian: «antes se hacían 15 o 20 platos y ahora los más jóvenes ya solo cocinan lo que comen. La nueva tendencia es no celebrarlo en casa, sino ir a restaurantes».
En València, Cheng Li puede tener hasta 150 personas en su local, donde ofrece el menú típico. El inicio de la cena es entre las 19:00 y las 20:00 h, coincidiendo con la Gala de la Fiesta de la Primavera del Grupo de Medios de China, una celebración televisada que siguen millones de telespectadores. La comida en la mesa debe ser abundante —dejando algún resto para el día siguiente—; y algunas familias se acercan a los templos budista esa noche.
Actividades en València
El Año Nuevo Chino también llega acompañado de mucho color rojo, de pareados con buenos deseos, farolillos que se cuelgan en casas y comercios, y con sobres con dinero, similares a las estrenas.
En València, además de la Gran Cabalgata —con 12 carrozas, otras tantas asociaciones y más de 800 participantes—, el Instituto Confucio organiza por la mañana exhibición de caligrafía, artes marciales y bailes en la plaza del Ayuntamiento de València, entre otras actividades.

Miguel Angel Montesinos
Hasta el 13 de febrero habrá también talleres y conferencias. Vicente Andreu, director del Instituto Confucio de la UV, asegura que la Gran Cabalgata «está más que consolidada en València y la ciudadanía sabe que es entre finales de enero y mediados de febrero». «Desde hace semanas nos preguntan en redes sociales», asegura.
De este año, adelanta que se han ampliado algunos espectáculos y el número de carrozas. Además, un gran gong abrirá el desfile, a partir de las 17.30 horas. Todo para recibir al 4723.
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