Entrevista | José Santaeulalia Diseñador de fallas y escultor

«La gente ahora valora más lo artesanal»

No se considera artista fallero en el sentido más estricto de la palabra, pero no se le puede negar el oficio de diseñador de monumentos. El municipal de este año, sin ir más lejos, ha salido de su trazo. Hijo de Miguel Santaeulalia, acaba de inaugurar una exposición en el Centre del Carme, en la que repasa su trabajo en las Fallas y sus tres décadas como escultor en Lladró.

José Santaeulalia, con uno de sus dibujos.

José Santaeulalia, con uno de sus dibujos. / JM López

Begoña Jorques

Begoña Jorques

València

José Santaeulalia (1975) es el pequeño de la tercera generación de un apellido que huele a Fallas. Desde su abuelo, hasta él y sus hermanos -Miguel, Alejandro, Pedro-, pasando por su padre, el reconocido artista fallero, Miguel Santaeulalia, han dado forma a algunos de los monumentos más célebres de las fiestas valencianas. Este año ha sido el diseñador de la falla municipal, creada por su hermano Alejandro. El Centre del Carme de Cultura Contemporània (CCCC) le dedica hasta el próximo mes de mayo una exposición en la que recoge su doble faceta profesional: como diseñador fallero y su larga trayectoria, de tres décadas, como escultor en la firma Lladró

José Santaulalia, ante el cartel de la exposición del Centre del Carme.

José Santaulalia, ante el cartel de la exposición del Centre del Carme. / JM López

¿Cómo es la exposición que le dedica el Centre del Carme?

 La exposición es mi recorrido, desde que empecé en Lladró como escultor y cuando empecé, casi en la misma época, a hacer bocetos para Fallas. Es un recorrido por las dos vertientes, que son igual de importantes para mí. Pero la exposición muestra, sobre todo, dibujos de Fallas. Y no solo los que ya se han visto, sino la trastienda de todo el trabajo y el proceso que lleva hacer una Falla.

¿Qué te sientes más: diseñador o escultor?

Un poco los dos. Mi trabajo del día a día es el de escultor de Lladró, y luego lo compagino con los dibujos. Pero ambas facetas han ido de la mano.

El diseño, la ilustración, el dibujo, ¿están en un buen momento?

Sí, aunque lo de la inteligencia artificial da un poco de miedito. Sin embargo, creo que acabará siendo una herramienta más, aunque un poco más peligrosa que otras. Detrás siempre tiene que haber algo. Creo que ahora la gente valora más -en este tipo de exposiciones- ver lo hecho a mano, ver el trazo. Sí creo que por el camino va a caer mucha gente debido a la inteligencia artificial, gente que come de esto. Por eso, la gente va a apreciar más lo hecho a mano, lo artesanal, y creo que por ahí hay que buscar un poco el camino. 

¿Cuál es tu relación con la inteligencia artificial?

He probado alguna cosa, sobre todo en materia de documentación.

Santaulalia, junto a una de sus maquetas falleras.

Santaulalia, junto a una de sus maquetas falleras. / JM López

¿Se ha revalorizado la ilustración como arte? Cada vez es más habitual verla en los museos.

No lo sé. Yo, desde luego, yo si veo en un museo una exposición de, por ejemplo, Norman Rockwell o de algún dibujante de Disney o de Pixar, entro de cabeza. Es cuestión de gustos. A mí eso de demonizar unas cosas y para defender lo tuyo no me gusta.

¿Quiénes son tus referentes a la hora de diseñar, de dibujar?

Desde pequeño siempre me ha encantado, por ejemplo, Asterix y Obelix o las películas de Disney, sobre todo las clásicas como El libro de la selvaLos aristogatos. Si te fijas, tienen el encanto de que se veía hasta el trazo del lápiz.

¿En qué te inspiras hoy en día para tus dibujos y para tus esculturas, para el arte en general?

 En el día a día. En cualquier momento puedes ver algo y yo tengo una mente muy gráfica. Pero también te digo que la ‘inspiración’ ha sido mi padre porque es curioso que los cuatro hermanos nos dediquemos a lo mismo. Nosotros crecimos en casa con mi padre dibujando al lado, pintando acuarelas, y eso te va educando hasta sin querer.

¿El apellido pesa?

No, al revés. Los cuatro hermanos estamos muy agradecidos a mi padre, porque nos ha abierto muchas puertas, aunque ante esas oportunidades hay que estar a la altura.

El escultor contempla una de las piezas de la exposición.

El escultor contempla una de las piezas de la exposición. / JM López

En la falla municipal has trabajado con tu hermano Alejandro. ¿Cómo ha sido la experiencia?

Muy divertida. En la familia nos llevamos los cuatro hermanos genial, mis padres son estupendos y no hay ningún roce. Hay piques sanos, de cachondeo. Puedo trabajar con uno o con otro y sin problema ninguno. Ha sido una buena experiencia.

¿Cómo recuerdas tu infancia?

Me acuerdo cuando vivíamos en Benicalap. La Ciudad Fallera estaba muy cerca y el colegio estaba de camino al taller. Alguna vez, yendo al colegio, me escapaba al taller y mi padre, en vez de reñirme, me daba cosas para pintar. Luego mi madre sí me reñía, pero bien (ríe). Recuerdo ya cuando era un poco más mayor, ir a ayudar a las primeras plantàs con mi padre. Para nosotros todo aquello era una fiesta.

Trabajar en Lladró da también una proyección internacional, es una firma conocida en todo el mundo. ¿Alguna vez has tenido la tentación de irte fuera a trabajar? Imagino que te habrán hecho algunas propuestas fuera.

Sí, justo antes de la pandemia me picó un poco el gusanillo, porque siempre piensas que tu tipo de dibujo puede encajar, sobre todo en películas de animación. Sí que preparé unos portfolios, fui mandándolos y muchos estudios me dijeron que sí. El problema es que para aceptarlo tenía que irme a vivir fuera, dejar todo lo que tenía aquí, con dos hijos, una casa en la que estamos muy a gusto y mi trabajo en Lladró, que también me gusta. Soy muy familiar y me gusta mucho València.

¿Qué es para ti la porcelana?

Tiene sus misterios porque no es una figura de bronce que puedes hacer lo que quieras. La porcelana, para que te hagas una idea, cuando entra en el horno adquiere la consistencia como de un flan. Es un medio muy chulo. Tiene magia, algo especial.

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