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L'Om Imprebís: cuatro décadas de improvisación y amor a un teatro que no teme a lo popular

La veterana compañía valenciana, responsable de montajes célebres como 'L'Imprebís' o su versión de 'El Quijote', se embarcan en noviembre en siete espectáculos en Colombia con la función 'Hoy no estrenamos', que les ha llevado de gira por toda España

'Hoy no estrenamos', el espectáculo de l'Om Imprebís con el que visitarán Medellín, en Colombia.

'Hoy no estrenamos', el espectáculo de l'Om Imprebís con el que visitarán Medellín, en Colombia. / L'Om Imprebís

Madrid

En una tarde entresemana del septiembre madrileño, hay una animada cola en la calle Barquillo esperando para entrar al Teatro Infanta Isabel. La forma un público más bien añoso, y se respira un aire familiar: hay grupos que se saludan y muchos parecen conocer bien lo que vienen a ver. La mayoría son seguidores fieles de quienes les esperan dentro, una popular compañía valenciana con más de 40 años a sus espaldas que, a estas alturas, ha recorrido España y ultima ahora sus espectáculos en la península antes de embarcarse hacia Medellín, en Colombia, donde han cerrado siete espectáculos en noviembre.

L'Om Imprebís llevará hasta el otro lado del Atlántico 'Hoy no estrenamos', función que también ha conquistado Madrid durante diez noches en el histórico teatro. Primero pasarán por Alicante, el 3 de octubre, y luego por Aspe, aunque con la obra 'Por los pelos', el 19 de octubre. No sería extraño que algunos entre el público estuvieran repitiendo: solo hacen falta unos minutos con los actores en escena para entender que la de la compañía es una maquinaria muy bien engrasada para meterse a sus espectadores en el bolsillo. En el show, las risas son constantes y contagiosas, pero también hay alguna lágrima. Cuando lleguen los aplausos será evidente que el fenómeno fan no es solo cosa de adolescentes: aunque muchos aquí ya estén jubilados, el entusiasmo es parecido.

En Hoy no estrenamos, dos intérpretes veteranos, Carles Castillo y Carles Montoliu, interpretan a doce personajes en vías de ser lo que ellos son: actores. A una velocidad de vértigo, cambian su forma de hablar para ser cada uno de ellos, o el objeto que llevan consigo y que les identifica como cada miembro de una galería de fenotipos reconocibles (un joven punki, un militar, unas hermanas que lidian con una crisis matrimonial, una desahogada pija de Donosti, un torero...) que se han apuntado a clases de teatro casi como terapia. Esa misma terapia que parece dispensar la obra al público madrileño que les está viendo hoy. El grupo de actores amateur dan sus primeros pasos sobre las tablas, pero enseguida se pondrán a representar clásicos de Shakespeare o de Ibsen que acercan a sus propias vidas con gracia y con mucha ternura. Al mando de todo está Santiago Sánchez, que hace de director/profesor en escena. Fuera de ella, Sánchez también es el director de esta obra, como de casi todas las de la compañía que él mismo fundó en 1983.

Amor al teatro

"Somos gente que amamos el teatro, y creo que eso se nota", dice Sánchez sobre su creación metateatral en una charla con este diario tras sus funciones en Madrid. "Esta obra se concibió después de la pandemia y tiene mucho de reivindicación, como si dijera: 'dame un poco de arte que me saque de tanta realidad'". Admite el director que lo que se despliega en escena a lo largo de hora y media es una declaración de amor a las tablas, con los personajes experimentando ese poder transformador y sanador del arte al que él apela, y tratando de que este también llegue al público.

Santiago sánchez dirige y actúa en 'Hoy no estrenamos', montaje de la compaía que él fundó en 1983

Santiago sánchez dirige y actúa en 'Hoy no estrenamos', montaje de la compaía que él fundó en 1983 / Alba Vigaray

La forma en la que trabajaron en el texto de la obra dice mucho de la trayectoria de L'Om Imprebís. Porque ese proceso creativo no empezó con libreta y boli, ni con un teclado y una pantalla de ordenador. Su compañía ha sido la gran referencia del teatro de improvisación en España, una escuela en la que trabajaron durante años, y aunque 'Hoy no estrenamos' no es una pieza de improvisación exactamente, la forma de concebirla sí que viene de ahí.

La idea de la que partieron, cuenta, era crear una obra que fuera un reflejo de la sociedad, y enseguida decidieron que sería a través de unas clases de teatro con gente muy variada. A partir de ese momento, "empezamos con improvisaciones muy abiertas. Yo sería el profesor, y los Carles cada día tenían que venir con dos personajes diferentes. Un día Carles [Montoliú] dice: 'tengo una montera en casa, voy a crear el torero'". Así seguirían llegando todos. Antes de que se dieran cuenta tenían casi 30 personajes, pero no todos pasaron la criba. Las líneas de cada uno se creaban sobre la marcha durante los ensayos. Los grababan y luego transcribían y pulían las partes que mejor funcionaban. También decidieron que, en el arco argumental, los personajes se irían confrontando con grandes clásicos del teatro.

El resultado fue una primera obra, La crazy class, que estrenaron en 2016. Seis años más tarde, y tras cruzarse otros proyectos, pensaron que sería buena idea volver a juntar a los mismos personajes después de que hubiera pasado una pandemia. Siguieron aplicando el cincel, dejaron algunos gags e incorporaron otros nuevos. También incluyeron los 15 minutos de 'Hamlet', adaptado argumentalmente, que hay ahora en la obra. El escritor Juanjo Millás, que les echó una mano durante el proceso, fue de los primeros en ver cómo se iba gestando un proyecto que hoy por hoy ya lleva varios años en marcha y con un éxito notable.

Dario Fo y la improvisación

Santiago Sánchez fundó la compañía L'Om en 1983, con apenas 17 años. Como tantas veces, fue un profesor de lengua y literatura el que despertó en él el interés por la escena. Además de hablarles de teatro, aquel hombre que todavía es amigo y seguidor les dejaba hacer pequeñas funciones en clase. Imitaban programas de televisión y hacían parodias de otros profesores. Ya adolescente empezó a hacer teatro en diferentes compañías amateurs con amigos, y cuando en aquellos primeros ochenta montan en València 'Muerte accidental de un anarquista', de Dario Fo, les sorprende un éxito inesperado, con peticiones de que hagan más y más funciones. "Fue entonces cuando pensé: yo me quiero dedicar a esto, profesionalizarme. Y creamos una cosa que se llamaba L'Om Teatro". Así nació lo que en principio fue una cooperativa para poder comercializar aquella obra, recuerda.

Castillo y Montoliú en 'Imprebís', la obra que dio fama y modificó el nombre de la compañía.

Castillo y Montoliú en 'Imprebís', la obra que dio fama y modificó el nombre de la compañía. / L-EMV

El nombre ('El olmo', en valenciano) se lo puso por un célebre olmo centenario que había en Picassent, un símbolo de ese pueblo de la periferia de València en el que se crio: el árbol había tenido que ser defendido por los vecinos cuando quisieron talarlo para ampliar una carretera. Él éxito de la obra de Fo durará varios años, y a mediados de la década Albert Boadella le llama para que se una a Els Joglars. Aquel entorno será una escuela y con ella descubre la improvisación. Cuando a finales de los 80 se instala en París, enseguida tomará contacto con la Liga de Improvisación francesa y con su fundador Michel López. Son también los años en que conoce al dramaturgo autodidacta Raymond Cousse, una institución en el teatro de la épocaA Boadella, López y Cousse los cita a menudo como maestros.

Ahí arranca una relación con ese método de creación, la improvisación, que desemboca en la creación, mano a mano con Michel López, de un espectáculo que primero harán en Francia, y que traerán a España en 1993. Carles Castillo ya es por entonces parte de L'Om, compañía que había seguido activa en Valencia y a la que ahora regresa Sánchez, y en unas audiciones para la nueva obra descubren a Carles Montoliú. A la obra en cuestión la bautizan como 'Imprebís', un espectáculo de improvisación pura que se estrena en Madrid, en el Reina Victoria, y que será el que les dé a conocer a nivel masivo, con un éxito que se prolongará durante años. La obra viajará por 21 países y acumulará casi 1.500 funciones hasta hoy. Se hace tan popular que deciden añadir el título al nombre de la compañía, porque todo el mundo les conoce por ella. Desde entonces son L'Om Imprebís.

Clásicos y pequeñas joyas

Aquel éxito fue tan brutal que en un momento dado decidieron parar porque temían quedarse encasillados. Tomaron medidas. "Pensé que teníamos que irnos al punto completamente opuesto a la improvisación. Y yo había tenido desde siempre una fijación con el que me parece uno de los textos icónicos del siglo XX: el Galileo de Bertold Brecht". En Madrid, la obra se estrenó en el Círculo de Bellas Artes e hizo tres temporadas. Después llegaría la versión de El Quijote que escribió con el actor y director Juan Margallo, "un maestro de la creación colectiva" recientemente fallecido. En su nueva etapa, la compañía trabajaba sobre todo con clásicos, y le siguieron Don JuanCalígula Tío Vania, en grandes montajes con despliegues de enormes repartos en el escenario.

La crisis de 2008 puso fin a aquella etapa. Los presupuestos mermaban y muchos teatros afrontaban un declive, y lá última década larga L'Om Imprevis ha optado por otro tipo de formato más reducido. A veces trabajan con textos propios, y a veces con lo que Sánchez llama "pequeñas joyas" de grandes autores, en las que no suele haber más de dos o tres personajes en escena. Otra pata de su trabajo reciente ha sido lo que Santiago llama "teatro antropológico", con proyectos que hablan del encuentro entre culturas y en los que se conjugan danza, música, magia y teatro. Los han representado en España, pero también en América Latina o en África. Orígenes, que hacen con jóvenes guineanos, es el más popular.

'Hoy no estrenamos' podría ser una obra de balance de todas esasvidas vinculadas con el teatro. Para Carles Castillo, además, es su despedida. El actor tiene 65 años y ha anunciado que se retirará cuando termine la gira. En la obra no faltan algunas críticas al rumbo que está siguiendo la profesión teatral. Cuando el personaje de Víctor Lucas, un joven no binario que hace prácticas como técnico del teatro, se queja de que si nadie le firma sus prácticas no será nada en la profesión, el texto está reivindicando el papel de esos profesionales de la escena que, como Santiago, no tienen título y han aprendido el oficio ejerciéndolo.

También hay mucha broma con un banco que ha alquilado el teatro para hacer un evento, una forma de ingreso mucho más conveniente que cualquier espectáculo teatral. Se queja el actor y director de que cada vez hay menos espacios donde desempeñar esta profesión. "Madrid empieza a tener un problema. Entre los musicales que están copando casi todos los teatros, los programas de televisión, el mundo del monólogo, los podcast... ¿dónde haces teatro?", se lamenta.

También aparecen, a lo largo de la obra, diferentes cuestiones que preocupan a sus autores y que están en la calle: la homofobia, el machismo, el problema de la vivienda, el fascismo y la nostalgia autoritaria que vuelven, la cuestión trans... Hay mensajes más implícitos y otros más explícitos, pero ahí están.

L'Om Imprebís hace un teatro accesible que quiere divertir, conmover, trasladar un mensaje comprensible por todos. "A mí el arte que más me interesa es el que hace que cosas difíciles parezcan muy fáciles. Y creo que vivimos una sociedad que es especialista en hacer al revés: cosas que son muy fáciles, vendérnoslas como tremendamente difíciles. En ciertos ámbitos elitistas e intelectuales es así". No duda de cuál es la filosofía de lo que hacen. "Claro que hacemos un teatro popular. Pero también 'El Quijote' es popular".

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