Critica gastronómica
Villa Indiano: Atalaya sobre la huerta
Chabe Soler ha convertido el lugar en un escenario multidisciplinar donde hay sitio para todo: comidas, almuerzos, eventos y clases de cocina.

Chabe Soler está al frente de Villa Indiano / SR

Chabe Soler tiene fuerza, coraje y conocimientos para tener su propio restaurante. Sin embargo, siempre la he conocido trabajando para otros. «La vida me ha venido así y nunca me lo planteado tener un restaurante», confiesa con cierta indiferencia. Lo cierto es que allá donde ha trabajado la he visto entregarse al proyecto como si se jugara su patrimonio en cada servicio. Con esa seguridad que le caracteriza, llegó a Villa Indiano con las ideas muy claras: un espacio dedicado a la cocina tradicional donde se come como en casa. El espacio parece diseñado a su imagen y semejanza. Una villa de principios del XX construida por un emigrante que se fue a hacer las américas y levantó esta gran casa para sus estancia de verano. Hoy se ha convertido en un escenario multidisciplinar donde hay sitio para todo: comidas, almuerzos, eventos y clases de cocina.

Paella valenciana / SR
Villa Indiano te recibe con unos amplios jardines que rodean la edificación. Por entre ellos se reparten mesas, bancos, sillas y tumbonas. Esos jardines son algo más que la terraza de un restaurante. Es un espacio vivo donde familias y grupos de amigos quedan para almorzar. Esos almuerzos se convierten en mucho más que un tentempié de media mañana. Hay buenos bocadillos, pero también una buena colección de tapas y ninguna prisa por tirar a unos clientes que con frecuencia abandonan el espacio pasado el mediodía.

Croquetas de cordero / SR
Para acceder al restaurante hay que subir una larga escalinata que da presencia al edificio. Luego, las mesas se reparten por varias estancias que ofrecen un ambiente tranquilo, incluso cuando, a pleno servicio, la cocina está alimentando a 60 comensales. Techos altos, suelos hidráulicos y una decoración actual que casa bien con esta arquitectura modernista. Luego, en la mesa, tradición en estado puro. Seducen sobremanera los guisos de toda la vida. Chabe no ejerce sobre ellos ningún tipo de revisión. Para aprender a hacer la titaina se fue al Cabanyal, a casa de una compañera de trabajo, y aprendió de su bisabuela la receta tradicional. El resultado es una titaina al más puro estilo cabañalero con pimiento rojo y verde, tomate, aceite, piñones y ventresca en salmuera.

Sepia encebollada / SR
Algo similar ocurre con la sepia encebollada, receta de familiar de otra compañera. Para elaborarla pone en crudo sepia y cebolla a fuego lento durante una hora y luego añade pimienta, laurel, piñones y pimentón dulce. Son platos que saben a familia, como la croqueta de estofado de cordero con verduras, la musola en adobo o las croquetas de bacalao. Luego, para los principales, la cocina se centra fundamentalmente en el arroz. Hay otras propuestas de carne y pescado, pero sobre todo el cliente quiere arroces. Chabe es una consumada especialista y anda intentando transmitir esa pasión y ese conocimiento a su equipo. No es fácil. Cocinar arroz es una de las especialidades más peliagudas de la cocina. Es difícil de parametrizar, se juega mucho con la sensibilidad del cocinero y se compite con la memoria de un comensal que tiene idealizada la paella de su abuela. De momento tienen muy dominado el punto de cocción, falta, eso sí, definir un poco mejor los sabores. Los arroces más interesantes se preparn por encargo: en fesols i naps, paella valenciana y, en temporada, al horno en calabaza.

Puntillas con su tinta / SR
Los showcooking y clases de cocina son, además de una línea de negocio, un juguete para Chabe. La he visto derrochar ilusión en showcookings y cursos participativos. No se si de sus clases los alumnos salen sabiendo hacer una paella, pero desde luego que se van enamorados del arroz y su cocina.
En Villa Indiano trabaja un equipo de profesionales que exhiben la misma ilusión y empatía que Chabe. Desde el maitre, Marcos …, hasta el último camarero. Necesitan, eso sí, un sumiller que construya una carta interesante. La bodega de Villa Indiano se reduce hoy a una decena de referencias (donde se reparten blancos y tintos). El restaurante, y sus clientes, merecen mejor bodega.

Tarta de la abuela / SR
Ficha
¿Dónde? Cami de l’Estacio, 4, Burjassot
Teléfono: 621 34 17 51
Lo mejor. La firme voluntad de mantenerse en la tradición sin caer en la tentación de la revisión...
Lo mejorable. La bodega necesita una revisión inmediata..
Lo imprescindible. Los guisos. Saben a bendita tradición..
Precio medio. 55 Euros.
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