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La segunda unidad

La segunda unidad

La derrota el Valencia en Orriols no debería desatar crisis alguna en las entrañas de Mestalla. El del Ciutat de València fue uno de esos partidos para funambulistas que se dan todas las temporadas „ojalá nuestro derbi se eternice en Primera„ y que pueden escaparse si la moneda determina cruz. En territorio «granota», siempre significa algo más que tres puntos doblegar al vecino que habita al otro lado de Primado Reig. Entre ese plus motivacional y el factor Alcaraz „orden, normalidad, sentido común y el equipo replegado atrás„ el Levante compite y muerde por cada milímetro. Ya empató en Nervión y golpea primero en la batalla del cap i casal. Perder algún punto „o los tres„ en Orriols entra dentro del guión. Sobre todo si la derrota llega del modo en que se produjo ayer.

Porque, pese al gatillazo dominguero, el Valencia desplegó un juego bastante potable. Quiso la pelota y, fundamentalmente en los primeros veinte minutos y tras el 1-0, generó llegadas permanentes para Negredo. Tuvo mayor presencia ofensiva que en otros partidos lejos de Mestalla como por ejemplo en Riazor, Anoeta o el Sánchez Pizjuán. La diferencia esencial radica, una vez más, en la eficacia. Si el tiburón „que sigue sin estar al 100%„ acierta con alguna dentellada, el desenlace del derbi hubiera sido otro. Tiene narices que en esta plantilla del tridente arriba haya que poner en tela de juicio a los nueves. A ellos y al libro del estilo del que dependen. Pero no queda otra. Con datos, cómo aconseja el ABC del oficio. El que, de momento (31 kilos son muchos kilos), tiene disculpa, es el 7. Sale de lesión y es pronto para exigencias. Paco Alcácer no marca desde el 25 de septiembre. Lo de Rodrigo es mucho peor. Lleva un gol „de penalti„ en 776 minutos.

El problema (doble) está diagnosticado: ajustar el pulso en los metros finales e implementar la generación de llegadas. Para lo primero no queda otra que esperar. El gol llegará porque hablamos de tres tíos que llevan viendo puerta más de media vida. De Nuno depende, eso sí, que alguno de ellos rumíe la sequía en el banco. Analizando los méritos y no los meritons de todos, Rodrigo podría abandonar su puesto en el once la tarde menos pensada. Nada que reprocharle en cuanto a trabajo y kilometraje. Pero hace varios partidos que caducó la coartada de la posición. Abandonó la diestra tras la lesión de Parejo y su proximidad al área no ha cambiado su aportación.

Recuerdo haberlo escrito en estas mismas líneas. Seguro que les suena. El Valencia tiene una plantilla larga, profunda, con una segunda unidad capacitada para ser titular en buena parte de los equipos de Primera. Va siendo hora de mover las piezas. Basta repasar los doce minutos que tuvo ayer Rodrigo de Paul para preguntarse cómo no juega más. Con Feghouli ocurre algo semejante. Y hablamos de un extremo desequilibrante, que abre el campo y, muy importante, capaz de marcharse a 6-7 goles por temporada si tiene continuidad. Ambos piden a gritos un partido de inicio. Leves sacudidas de este pelaje suelen tener efectos beneficiosos. Despiertan al sustituido e impregnan de justicia el sector de los suplentes, que encuentran recompensa a su trabajo.

No sé si insistir en el misterioso asunto del carril del 2. Parece que hay que pedir perdón por reivindicar a Joao Pereira. Pero vuelvo a hacerlo. No entiendo su ostracismo. Menos todavía el «silenzio stampa» del entrenador al respecto. Cada vez que Barragán pone un centro al tercer palo, me viene al coco el instagram del portugués. «Melonaes» al margen, en derbis como el que nos ocupa siempre ayuda una buena dosis de alma. Y Joao juega con varias. Si juega, claro?

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