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Análisis

La vuelta no se presume nada fácil

El conjunto de Nuno estuvo a merced de un formidable Sergio García y continúa empeñado en dar emoción al cuadro teóricamente asequible de la Copa

La vuelta no se presume nada fácil

El Valencia dispondrá la próxima semana en Cornellà-El Prat de una ligerísima ventaja para pasar a cuartos, después de derrotar anoche en Mestalla con muchos apuros y un postrero gol de penalti de Álvaro Negredo a un Espanyol superior en muchas fases del encuentro. El conjunto de Nuno estuvo a merced de un formidable Sergio García y continúa empeñado en dar emoción al cuadro teóricamente asequible de la Copa. Se mostraron los mismos signos de relajación exhibidos en el cruce anterior ante el Rayo.

El sistema ya no se debate en este Valencia, relanzado desde el dibujo de los tres centrales defensivos. Anoche, Vezo fue el recambio de Mustafi, acompañando a Otamendi y Orban. Los locales salieron entonados en un partido de difícil gestión. Quedaban muy recientes los ecos de la catarsis colectiva contra el Real Madrid, y se temía que el distendido ambiente, en un partido entre semana, con un estadio a medio llenar y una eliminatoria todavía no decisiva, acabase pasando factura. La primera aproximación llegó pronto, en un balón bombeado al centro del área que el joven meta Pau López, tras una valiente salida, rechazó flojo y al centro. De Paul no pudo enganchar con comodidad la pelota. El dibujo del 3-1-4-2 tiene como gran ventaja la incorporación por banda de los laterales, que ante el Real Madrid desbordaron con facilidad y ayer volvieron a romper las costuras por los extremos. El gol del empate ante los de Ancelotti vino por los lados y fue así como el Valencia se adelantó ante el Espanyol. Joao Cancelo, más afinado que en sus anteriores pruebas, desbordó con fuerza por la derecha. Su centro no pudo ser cabeceado por Negredo pero el despeje del central cayó a los pies de Gayà. El de Pedreguer, pletórico de confianza, recortó con la izquierda y buscó con éxito con la derecha el palo largo de Pau López.

Se le ponía muy pronto de cara el partido a los locales, que pudieron marcar el segundo a continuación, en un golpe franco que Parejo intentó mandar al mismo ángulo que el gol precedente. Se marchó fuera por poco. El Espanyol no se amilanó e iría recuperando poco a poco terreno, movido por el descaro del joven Lucas Vázquez, talento del Castilla a préstamo en el cuadro blanquiazul y que, como pasó con Gareth Bale el domingo, contaba con metros en ese territorio virgen entre Orban y Gayà que no se cierra en el arriesgado dispositivo defensivo de Nuno. Lucas se apoyó en Sergio García, que acompaña a su talento de siempre la pausa necesaria que sólo se gana con los años. El capitán espanyolista ya había avisado en los primeros minutos con una maniobra, amagando con el cuerpo, en la que había dejado sentado a Otamendi. Vezo cortó el disparo.

Sin aproximaciones claras, el partido se jugaba en campo del Valencia. Así, en el minuto 32 Sergio García asistió con un centro picado en el segundo palo a Víctor Álvarez, que esperó que la pelota diese los saltos necesarios para volear. Yoel desbarató el peligro con el pie. Los preocupantes síntomas con los que acabó la primera parte continuaron en la segunda. El Espanyol seguía dominando, cada vez con su ideólogo Sergio García moviéndose con más comodidad. El delantero del barrio de Bon Pastor burló con un pícaro pase la vigilancia de Orban sobre Stuani, que estableció un justísimo empate. Sólo con el gol en contra pareció despertar el Valencia. A Parejo se le anuló por fuera de juego (bien señalado) un gol de cabeza, una habilidad en la que se prodiga últimamente.

Negredo, sin ese punto de frescura física que le haría crecer en confianza, por fin apareció y contó con una clara ocasión, repelida por Pau López. Nuno buscó más presencia atacante e introdujo a Alcácer, Barragán y André Gomes, en un final que sería entretenido. El delantero de Torrent, con su tesón, provocaría en el minuto 85 la zancadilla de Pau López que salvaría el desenlace para los locales. Negredo ejecutó la pena máxima con frialdad para restablecer el favoritismo del Valencia en el cruce.

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