­Una buena dinámica siempre te empuja hacia el objetivo, cuando existe confianza el futbolista se muestra más atrevido, pero lo más importante es tener los pies en el suelo. Con el paréntesis que significó la Copa del Rey, aún saborea la gente el triunfo ante el Real Madrid, como en su día se degustó ante el Atlético campeón de liga o en El Madrigal, con citación incluida a la afición. Lo que vino a continuación, mejor sólo recordarlo para que no vuelva a ocurrir. Accidente en Riazor y un punto de milagro ante el Athletic gracias a Diego Alves, que se subió ayer al avión rumbo a Vigo. Nuno quiere que las grandes noches no acaben significando un empacho a la jornada siguiente, de ahí que haya activado todas las alertas para regresar de Balaídos con 37 puntos, registros con los que se superaría la planificación prevista para la primera vuelta de la liga, quedando aún un partido para disputar.

Da la sensación que el técnico, con la llegada de Enzo Pérez, se reafirma en un planteamiento que le da equilibrio atrás y a la vez le permite sacarle el máximo jugo a los delanteros Paco Alcácer y Negredo. Con el 1-3-5-2 los futbolistas tienen la sensación de estar más seguros, pero Nuno debe improvisar un sustituto para Gayà, que está de dulce pero está castigado por acumulación de tarjetas. De nada valió el recurso, pero se peleó porque se creía en tener la razón y por la importancia que tiene su presencia. Nadie se atreve a discutir la titularidad de Otamendi, Mustafi o Lucas Orban, al menos a día de hoy, pero la baja de Gayà ha provocado una reunión entre los técnicos para tomar la mejor decisión: ¿mantener la línea de tres centrales improvisando un carrilero izquierdo? ¿Darle entrada a Rubén Vezo y mover a Orban a la banda? ¿O recuperar el planteamiento anterior? Nuno lo tiene claro, pero no lo ha querido desvelar ni a sus futbolistas. Cerrados a cal y canto en la Ciudad Deportiva, cuando llegó la hora de repartir los petos, el técnico le dio la bolsa a Javi Fuego para hacer el reparto. Sin pistas, por tanto.

Uno de los aspectos que al entrenador blanquinegro le gusta tener muy en cuenta a la hora de confirmar una alineación es la disposición del rival, un Celta que acumula siete partidos de liga sin marcar, pero que para nada refleja la realidad del juego celeste. Y Nuno es consciente de la importancia que tiene para el «Toto» Berizzo la profundidad de Hugo Mallo, aparte de que se asocia muy bien con Orellana, otro de los principales peligros del cuadro vigués. Esta situación podría acabar desencadenando que Orban hiciera de Gayà, reforzando la línea de tres centrales con la aportación de Rubén Vezo. De optar el preparador luso por no tocar la zaga, las opciones se multiplican exponencialmente: desde reubicar a Rodrigo (que ya ha jugado varias veces como método de urgencia), De Paul, Carles Gil o incluso Enzo Pérez, con Javi Fuego como pivote. Nuno respeta mucho el juego por las bandas del Celta, pero debe cubrir una ausencia importante, como es la de Gayà.

Al margen de su elección, lo que ha transmitido el entrenador es la importancia de mantener la intensidad en el juego con el objetivo de mantener la dinámica ganadora. Para ello no quieren perder el mínimo tiempo regodeándose en la sequía goleadora del Celta, ya que su juego no se ajusta para nada a los últimos resultados. Despertaron al Deportivo y en su visita a Balaídos, el Valencia CF no quiere volver a tropezar en la misma piedra. Porque tras vencer al Real Madrid, Nuno desea ganar en Vigo y al Almería.