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La carrera del doctor Mir

Valencia puede convertirse en la ciudad más saludable de Europa gracias a sus corredores populares

La carrera del doctor Mir

El altavoz deportivo se ha sumado sin fisuras en contra de la infamia y la barbarie. Ver en los luminosos de todas las canchas el solidario «Je suis Charlie» y escuchar el silencio respetuoso contra el espantoso dolor que desde París ha contagiado al mundo, reconcilia con los valores fundamentales del olimpismo, que no son otros que el equilibrio entre el fortalecimiento físico y mental, además de la defensa de los valores de la paz y solidaridad. Muy parecido al fervor popular por las carreras en Valencia. Cada fin de semana se demuestra la transversalidad de unas pruebas ricas en matices, con libertad de participación, igualdad en el esfuerzo y fraternidad entre corredores. Aquí arriba está la instantánea del doctor José Mir llegando último a la meta del 10K Divina Pastora de la mano de su nieto. El dorsal 8750, premiado recientemente por el Colegio de Médicos por su trayectoria profesional, invita al ejercicio. Porque no hay mejor prevención que el movimiento. Poco a poco, sin buscarlo, Valencia puede convertirse en la ciudad más saludable de Europa. Además de su excelente ubicación geográfica, la ocupación de espacios para el «running» es total. Del viejo cauce, al paseo marítimo, pasando por las pocas sendas de huerta que quedan. Desde primera hora de la mañana hasta la madrugada, los siete días de la semana se ven atletas, que además han conseguido el respecto de los conductores, porque muchos de ellos también se calzan zapatillas. Lo último son grupos de padres, madres e hijos juntos, porque aunque las estadísticas dicen que el palo para «selfies» ha sido el regalo estrella de las pasadas fiestas, el obsequio de prendas deportivas ha triunfado por goleada. Es gratificante escuchar a personas que hasta la fecha no habían mostrado ningún interés por el entrenamiento preparar su primer reto. El auge y éxito del atletismo popular reside precisamente en la espontaneidad del evento, en el arraigo de proximidad. El otro día me puse a temblar cuando supe que el nuevo presidente de la Federación de Atletismo de la CV, Vicente Añó, anunciaba que entre sus próximas tareas está «federar» estas pruebas. Piénselo mejor por favor, deje que el personal disfrute como hasta ahora, y que entidades sin animo de lucro continuen dando una lección de organización a las administraciones públicas, federaciones incluidas, en el maratón, el medio maratón, los 10K y demás. Lo peor que puede pasar es segmentar, poner categorías y burocratizar estos festivales gimnásticos. Está demostrado que los atletas profesionales, y los amateurs, pueden convivir con entusiastas principiantes. Pero sobre todo, porque nos privarían de esta magnífica fotografía de M. A. Montesinos, una cántico de esperanza.

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