El Valencia no se encontró cómodo en ningún momento

Más bien al contrario, podríamos situarlo entre los peores, visto como fue superado por su el Celta en los aspectos fundamentales del juego. El equipo de Nuno apenas creó ocasiones porque no fue capaz de jugar al fútbol de forma constante y armoniosa, porque el Celta neutralizó perfectamente el juego creativo y ofensivo de su rival durante todo el partido.

Para empezar, el Valencia no entró nada bien en el partido. El Celta le superó desde el principio y hasta el final del primer tiempo. Le superó en todo, con más intensidad, más ritmo, más energía. El conjunto gallego tenía una clara superioridad en el centro del campo y eso provocó que los balones divididos, las segundas jugadas, fueran siempre para sus futbolistas, siempre en disposición de encarar la portería de Diego Alves. Casi todos los balones iban a caer a los pies de los jugadores del Celta y eso se tradujo, lógicamente, en unas cuentas ocasiones claras, la primera de Orellana, que se quedó solo ante el portero. No fue ninguna sorpresa que llegara el penalti, porque el Celta se plantaba en el área con mucha frecuencia, por lo que en cualquier momento podía llegar el gol o una falta dentro del área como la que se produjo. Alves estuvo providencial y realizó una gran parada que mantuvo al Valencia dentro del partido.

El Valencia no conseguía combinar, no podía controlar el juego en el centro del campo y como consecuencia la pelota no llegaba a sus dos delanteros, Negredo y Alcácer, que entre los dos sólo pudieron rematar una vez a portería. El gol del Valencia fue una anécdota, porque se produjo en una jugada aislada de Rodrigo. Nadie daba por justo ese resultado al descanso, porque casi todo el fútbol lo puso el equipo de Balaídos. Su entrenador, Berizzo, había estudiado muy bien al rival y planteó un partido muy serio.

Pese a estar en desventaja en el marcador, el Celta intensificó más su juego en la segunda parte. El cambio de Nolito fue muy acertado por parte de su entrenador, pues aún le dio más mordiente a su equipo, que continuó creando ocasiones como en la primera parte. El Valencia no se encontró cómodo en el campo en ningún momento.

La actitud del Celta sorprendió a muchos. Pero es un equipo que siempre le pone mucha intensidad al juego. Muchos no entendían como llevaba tantas jornadas sin ganar. Pero es un buen equipo, que juega a un ritmo muy alto. No solo consiguió empatar el partido, sino que a punto estuvo de marcar en el minuto 90 y llevarse la victoria en una ocasión clarísima.

El planteamiento del Valencia no funcionó esta vez. Nuno situó a André Gomes en la banda izquierda, pero el portugués se inclinaba a irse hacia el centro. Y Orban, como lateral zurdo, defiende muy bien, pero no tiene la tendencia atacante de Gayà. Así que el Valencia sólo atacaba por la banda derecha. Con la entrada de De Paul, Nuno no logró solucionar el problema. Prácticamente, el Valencia no creó peligro en todo el partido. Muy poco para lo que se esperaba de un equipo que venía de ganar al Real Madrid y jugaba con mucha dinamita en el campo.

Es cierto que, al final, el encuentro se partió un poco, pero insisto en que la ocasión más clara de gol llegó para el Celta en el último suspiro, que no fue gol por centímetros.

Suscríbete para seguir leyendo