Entrevista | Jorge Otero

"El Valencia tiene una de las mejores parejas de centrales de la Liga"

Fue uno de los muchos fichajes del nuevo Valencia que diseñó Paco Roig en 1994 con Parreira en el banquillo

J. M. Bort

Usted llegó al Valencia después del Mundial´94 en aquel plan «renove» y aquel cambio radical casi da al club la Liga...

Mi balance general en el Valencia fue muy positivo. El primer año fue de adaptación, salía de casa y era duro, pero se creó un gran ambiente. Siempre tengo palabras de agradecimiento para todo el mundo que me acogió en Valencia: la directiva, la afición, la gente del club, y eso para alguien que llega de un equipo pequeño como el Celta hizo que me sintiera como en mi casa. Tengo muy marcado al Valencia. Soy celtista y valencianista.

¿A quién destaca de aquel grupo?

El que nos hizo creer en nosotros fue Luis Aragonés, después de la marcha de Parreira. Había buena gente como Camarasa, Engonga, Pepe Gálvez, Romero, José Ignacio... Con todos sigo teniendo relación. Y teníamos a Giner, Penev y Fernando, que eran los pesos pesados de aquel equipo. Mijatovic era el plus.

¿Qué tenía Luis Aragonés que no tenían los demás?

Fue el revulsivo que necesitábamos. El quipo empezó a ir hacia arriba y para mí fue lo mejor que me pudo pasar profesionalmente. Con esa defensa de cinco, a mi me reubicó como central. Ese año fue espectacular. Estuvimos cerca de ser campeones. Creo recordar que el Atlético nos llevaba 12 ó 15 puntos en la primera vuelta y remontamos casi todo. Fue una temporada fantástica. La mano de Luis era el espíritu ganador.

Otero era un lateral y Luis lo reconvirtió en central bajito y peleón. ¿Su estatura no era un «hándicap?

Yo no era un jugador corpulento, no era alto, no iba muy bien de cabeza. Eso va en contra de un central, pero si que era un jugador rápido, agresivo, con lo que compensaba lo demás. Y tenía jugadores al lado como Patxi Ferreira y Camarasa, con corpulencia, que iban bien de cabeza. Yo era ese complemento para ellos. Jugábamos como quería Luis, con la defensa muy adelantada, presionando, y yo tenía ventaja en los balones que caían a la espalda. Yo era rápido, un complemento expeditivo al resto.

Algún testigo asegura que el día que se jugaban la Liga en Balaídos, Zubizarreta (entonces portero del Valencia) le dijo a Luis con cierta sorna: ´Si ganamos la Liga con este equipo...´ ¿Es cierto?

(Se ríe). No me acuerdo. Parece que no, pero éramos muy buen equipo. Como grupo, el Valencia era fortísimo. Un equipo que es capaz de remontarle tanto al Atlético y ganar en el Calderón con cierta facilidad no puede ser malo. La fuerza de ese Valencia era la unión. Estábamos en la misma sintonía. Quizá tenga comparación con el Atlético de ahora, salvando las diferencias, porque íbamos con las ideas muy claras, todo el mundo ponía sus virtudes a disposición del equipo. Eso es más importante que tener jugadores buenos técnicamente. Cuando un grupo empuja, es difícil de parar. De todas formas, teníamos a Mijatovic, Fernando, y luego Poyatos y Engonga, que tenían un orgullo y una fuerza tremenda.

Aquel equipo desconcertaba. Igual humillaba a un «grande» que era goleado por un equipo de clase baja...

Eso es cierto. A lo largo de una temporada hay partidos que no salen y el rival te aprovecha los puntos débiles. Tal como jugábamos, con la defensa adelantada y muchos espacios a la espalda, si no estábamos concentrados a tope, se producían desajustes entre la defensa y linea de medio campo. Así es como nos creaban problemas.

¿Cuál fue el secreto de aquella extraordinaria segunda vuelta?

Es curioso, pero yo nunca había salido tan convencido al terreno de juego de que íbamos a ganar. En eso Luis era un fenómenos. Me hacía creer que yo era el mejor central del mundo, que Fernando era el mejor «director» del mundo... y así con todos. Ahí radicó luego todo el éxito de la selección de 2008, esa mentalidad ganadora de Luis, que a nosotros ya nos inculcaba en Mestalla. No había rival imposible.

¿Se vieron campeones en las últimas jornadas?

Estuvimos muy cerca y lo merecimos. Incluso en la final de Copa del Bernabéu, ese equipo se mereció un título porque había muy buen grupo, porque estuvimos luchando hasta el final, con esa sensación que había en la ciudad. Nos quedó ese sabor amargo de estar ahí, a un pasito. Yo tuve la suerte de jugar también una final de Copa con el Celta. Pero ahí no entrábamos en las quinielas. Con el Valencia esa posibilidad de ganar era más real.

¿Qué la parece el actual Valencia?

Pues que tiene un grandísimo equipo, con dos centrales espectaculares, sinceramente de los mejores centrales de la Liga, con un centro del campo con mucho trabajo y muy buenos jugadores. A eso le sumas que arriba tiene mucho gol. Es un candidato a estar ahí arriba. Lógicamente, la Liga está muy complicada, pero tiene que estar entre los cuatro primeros, eso seguro.

¿Ve al Valencia con algún título en poco tiempo?

Es posible. Tiene una afición exigente, más que las de los equipos de siempre. Pero es normal, porque el Valencia siempre tiene que pelear por algo, por su historia. El campo siempre está a tope. Mestalla es un campo en el que da gusto jugar. Este año tiene un camino asequible para llegar a la final de Copa y el año que viene dará guerra en Europa. A mí, Valencia es una ciudad que me encanta, donde disfruté mucho y cuando tengo la oportunidad me marcho a visitar a viejos amigos.

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