El Valencia lamentará haber despreciado esta edición de la Copa del Rey, la gran oportunidad de volver a jugar una final y ganar un título, tanto tiempo después, con el camino despejado de rivales fuertes. Los de Nuno Espirito Santo resistieron durante 75 minutos, limitándose a defender en un duelo que se le hizo oceánico, condicionado por la temprana expulsión de Shkodran Mustafi a los 13 minutos, pero también, conviene recordarlo, por el ajustado marcador de Mestalla. El Valencia, lejos de las expectativas, que ya estuvo vulgar y con la suerte de cara en la ronda anterior ante el Rayo, cae con deshonor ante un Espanyol superior en los dos encuentros, en el que ya es el primer fracaso de la era Peter Lim. Una decepción que recuerda a eliminaciones en décadas atrás ante Mallorca, Zaragoza o Las Palmas.

Cualquier posible planteamiento previo quedó derrumbado en el minuto 13. Hasta ese momento se había visto a un Valencia tranquilo, adormeciendo la pelota, pero Shkodran Mustafi tuvo la duda más inoportuna que le pueda entrar a un central, como es hacerse un lío con la salida del balón. Sergio García, el más listo de la clase, que ya había sido todo un dolor de muelas para el Valencia en Mestalla, acudió a pelear un balón en el que pocos delanteros creen hasta robarle la pelota al central alemán, que no tuvo más remedio que agarrarle del pantalón hasta derribarle. Era el último hombre e Iglesias Villanueva lo vio claro: tarjeta roja. Queda la duda, la excusa de muy rigurosa lectura, de si el delantero blanquiazul había hecho el giro para encarar portería, por aquello de la interpretación de la ocasión manifiesta de gol.

Nuno recompuso de inmediato el dibujo. La solución fue sencilla. Había retomado, tras el partido de Vigo, el dispositivo de tres centrales. Sin Mustafi, colocó la defensa de cuatro, retrasando la posición de Barragán y Gayà, que iban a tener que limitar sus aventuras ofensivas a partir de ese instante. Mientras, Javi Fuego, Enzo Pérez y André Gomes se repartirían las labores de contención en la medular.

La superioridad numérica animó mucho al Espanyol en los siguientes minutos ante un Valencia preso del pánico. A los periquitos, espoleados por su público, les entró prisa por marcar el gol que les colocaba en cuartos. Los de Sergio contabilizaron varias ocasiones claras para adelantarse. Sergio García y un Lucas Vázquez inalcanzable por la banda eran los autores intelectuales de jugadas que tenían en Duarte a su finalizador. El canterano espanyolista contó con dos opciones muy buenas. En el minuto 19 recogió un rechace desde la frontal. Su disparo, chutado con el alma, salió centrado y fue despejado de puños por Yoel. Antes del descanso, de nuevo Duarte, en un pase atrás de Sergio García, la tuvo franca para fusilar a placer, pero se le cruzó oportunísimo Vezo, perfecto en la anticipación. Entre medias, Stuani desperdició un cabezazo en el 24.

El Valencia tenía un problema gordo, ya que había retrasado en exceso las líneas y no se sacaba de encima la presión del Espanyol. A ese motivo obedeció, probablemente, la siguiente maniobra de Nuno, que a la media hora introdujo en el campo a Álvaro Negredo, para que realizara el invisible trabajo de fajarse y fijar a los centrales, de estirar el campo y evitar que el Espanyol se viniera arriba, y, si se terciase, bajar balones en acciones a pelota parada. El jugador sacrificado fue Paco Alcácer, que torció el gesto camino del banquillo pero que, según se apresuró a informar el club para enfriar debates, tenía molestias en el cuádriceps.

Por momentos el Valencia contuvo a un entusiasta Espanyol. Sólo fue un efímero espejismo. Por lo demás, los visitantes intentaron sacar partido de faltas. Una de ellas acabó con la tímida ocasión de De Paul, en el 38, con un golpeo flojo.

El paso por vestuarios cambió poco el panorama. El Espanyol obsequió al Valencia con una salida impetuosa. Los de Nuno se tambaleaban pero aguantaban el equilibrio, con Otamendi sacando balones bajo palos. Sergio quemó toda la madera restante con la entrada en el campo de Salva Sevilla y Caicedo, retirando además al lateral Javi López. Antes, Nuno había retirado a De Paul para alimentar la resistencia con Orban. El premio para los locales fue inmediato. El exdelantero del Levante UD cabeceó a la salida de una falta, botada por Salva Sevilla, en la que Yoel falló clamorosamente en la salida. A balón parado, en una jugada en la que no cuenta la superioridad numérica. Sin tiempo, el Valencia se fue para arriba, de forma kamikaze, lo que aprovechó el Espanyol para matar a la contra, de nuevo mediante su héroe local, Caicedo.