El cazagoles soñado

Hay delantero centro para rato. No lo ha tenido nada fácil para triunfar en el equipo de su vida. Una mala noche de agosto, cuando estaba a punto de cumplir los 18 años, su padre falleció en acto de servicio tras ver a Paco presentarse con el Valencia en Mestalla. Esa tragedia junto con una complicada cesión al Getafe hicieron un futbolista más maduro y con un corazón inmenso. Su compromiso competitivo y el esfuerzo de su entorno más próximo, en especial su madre y sus agentes, hizo el resto para convertirse en el ariete con más proyección de Europa. Alcácer se ha quedado en Paterna porque ha querido (tenía, tiene y tendrá ofertas para irse), porque lo más importante para que un jugador triunfe es sentirse feliz y querido. Su gesto reconcilia con el despersonalizado fútbol global. Podría jugar en cualquier equipo y sin embargo ha preferido el suyo. Un valencianista escogido que ha firmado su justa renovación. A partir de ahora vendrán más goles, seguro, pues el «xiquet» nunca se duerme.

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