Nou Mestalla, en manos de doña Rita

Nou Mestalla, en manos de doña Rita

Nou Mestalla, en manos de doña Rita

Julián García Candau

Peter Lim no está obligado por contrato a terminar el Nou Mestalla. Existe, como dijo el ex presidente de la Fundación Aurelio Martínez, sólo compromiso de palabra. El Valencia le debe 19 millones de euros al Ayuntamiento y doña Rita Barberá, que estuvo alentando el cambio de la fisonomía de la Fundación, se puede topar ahora con una patata caliente: quedarse con el esqueleto de un recinto que el actual dueño del Valencia Sociedad Anónima no parece dispuesto a terminar.

El Ayuntamiento es propietario del solar en el que se comenzó a edificar el nuevo campo. Lim está muy a gusto en Mestalla porque acabar el otro recinto supone la inversión de 130 a 150 millones de euros y, en contraposición, vender el actual estadio le obliga a pagar las deudas pendientes a Bankia. La operación, desde el punto de vista económico, no le puede resultar rentable al propietario y no es creíble que un inversionista esté dispuesto a perder dinero.

Si no hay cambio radical, doña Rita acabará por recuperar aquella vieja aspiración suya de levantar un estadio para que Valencia y Levante lo pudieran disfrutar conjuntamente. De no producirse un cambio de actitud del nuevo propietario, acabaremos por reconocer públicamente que aquella ya antañona propuesta del directivo Peris Frígola habrá sido lo más acertado.

Peris Frígola apostaba por remodelar Mestalla. Era proyecto a llevar a cabo por etapas y la conversión era, económicamente, infinitamente inferior a la que por ahora ha sido la del Nou. Pero eran tiempos en que se prefería «bufar en caldo gelat». El campo se habría quedado en el mismo lugar, con modernidades que ahora no se poseen, salvo que se considere gran operación pintar murciélagos en los graderíos.

En el supuesto caso de que se llegaran a reanudar las obras, nos encontraríamos con que aquel estadio cinco estrellas queda en tres. Mejor que Mestalla, pero no obra de la que presumir. Ya han sido suprimidas algunas de normas del la maqueta de los arquitectos. A las ya prescindidas habría que añadir, presumiblemente, otras para aminorar más el presupuesto.

Amadeo Salvo tenía como gran ambición seguir presidiendo el Valencia aunque en realidad es más honorifico que ejecutivo pese a las denominaciones. Mandan los singapurenses, cosa natural, porque han sido quienes han puesto 22 millones en Bankia, primer plazo de los 72 que pagarán en tres años. Aún no se ha anunciado que Peter Lim haya abonado los seis millones que se debían al Consell.

Las cifras que se manejan están muy alejadas de esa salida de pata de banco de Amadeo Salvo al referirse a la herencia recibida. Es argumento para justificar entusiasmos en los que no se puede caer.

La herencia que le dejó el anterior Consejo fue la de un equipo clasificado tres años consecutivos para la Liga de Campeones y el quinto puesto en el último, por un solo punto y algunos arbitrajes nada favorecedores. La herencia a la que se refiere Salvo es cuantificable en millones de euros. Soldado, 30, millones; Mathieu, 20; Bernat, 14; Carles Gil 5; Canales 3,5; Ramí, 4; Tino Costa, 8 (aunque esta operación de traspaso se hizo con Llorente la cobró Salvo) y Míchel 600.000. Ha habido bajas que se han otorgado gratis et amore lo que no ha sido más beneficio para la entidad como en los casos de Jonas, Pereira, Banega y Guaita. De todas maneras 83 millones en caja no ha sido herencia despreciable. No es para quejarse, sino todo lo contrario.

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