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Tiempo de juego

Protejan su bandera

Protejan su bandera

Gayà lo pretenden los mejores clubes de Europa; no es ningún secreto. Con tan sólo 20 partidos en la élite ha demostrado que hay futbolista de primer nivel para la próxima década. No, esa no es la noticia. Que el Real Madrid haya subrayado su nombre en rojo como objetivo prioritario sí lo es. No hablamos de un interés, sino de una necesidad. Gayà es el elegido por Florentino Pérez y eso es motivo de alarma. El pasado así nos lo recuerda. Hablamos del hombre que sacó a Beckham o a Cristiano del Manchester, el club con mayores ingresos del mundo. O del mismo que consiguió que Figo o Ronaldo vistieran de blanco. Por no hablar de Zidane. Incido en los ejemplos porque se apela al sentimiento de un niño de 19 años como la mejor de las respuestas para repeler chequeras, museos repletos de títulos y o billetes.

Alivia y agrada saber que Gayà todavía duerme en su Pedreguer natal envuelto en el escudo o que su padre es más valencianista que el murciélago. Pero ya les adelanto que con eso no bastará. Para seducir y convencer a un chico que sólo piensa en el fútbol como un juego habrá que hacer que se sienta importante. No sólo decírselo sino también demostrárselo. Y no hablo de dinero (que también). Contra una oferta económica enviada desde Concha Espina poco se podrá hacer. La cuestión va más allá. Habrá que hacerle ver el futuro, vestido de blanquinegro; antes incluso de que suceda.

La llegada de Peter Lim tiene que verse (dentro y fuera) como el salto de calidad necesario para regresar a luchar con los mejores, sin que por ello tenga que desaparecer la factoría Paterna. De las cosas más doloras que han vivido los aficionados, ha sido ver como talentos formados en casa como Silva, Isco o Jordi Alba fueron vendidos al mejor postor. Sobrevivir en lugar de competir. Pobre mensaje. Como sucediera con Alcácer, ahora le toca a Gayà. Háblenle de la importancia de su papel en el equipo, hagan que se sienta lo que ya es: imagen de presente y futuro en el club de su vida. Recuérdenle que los niños ya no harán 200 kilómetros para ver a su ídolo con miedo a que en verano vista otra camiseta. Aquello le pasó a Gayà con Villa. Muéstrenle el proyecto y díganle que con él aquí, todo lo bueno estará más cerca.

Tiene 19 años y desde Silva no ha habido un talento en la Ciudad Deportiva como él. Futbolísticamente ni siquiera ha alcanzado su plenitud. Profesional exquisito dentro y un ejemplo como persona fuera. El icono del cual presumir en la Academia. Lo tienen muy fácil. Gayà es la bandera. No valoren todo lo que ya les ha dado. Sino lo que mucho que tiene por dar.

Es un buen momento para demostrar el cambio. Hagan juego, señores.

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