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Off the record

Café para todos

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Sucede históricamente con los equipos considerados incómodos por los corifeos de la burguesía reinante que controla la Liga entre bambalinas. Cuando un dirigente de estos clubes aspirantes al trono levanta la voz „aunque sea de forma educada e impecable como hizo Amadeo Salvo„, tras desmanes como el de Teixeira en San Mamés, siempre aparecen los puristas de turno para cogérsela con papel de fumar. Polemistas profesionales que ni titubean a la hora de bajar al barro para defender que Cristiano recibe demasiadas faltas o escribirle perfiles genuflexos describiendo al portugués poco menos que como una reencarnación de Gandhi incapaz de tirarse a la piscina. Esos mismos, se ponen de etiqueta y casi levitan, flotan, para censurar y señalar al ejecutivo de un club que al reclamar justicia, dicen, «trata de condicionar la competición». Qué hipócritas. Escribo purista o polemista como podría escribir corporativista. El personaje en cuestión también puede llamarse Tebas, Díaz Vega, Iturralde o Sánchez Arminio. El fenómeno se repite. Trasciende al tiempo. Es curioso. Siempre son valientes para responder e incluso meterse en casa ajena cuando el que se queja es algún equipo diferente a Real Madrid o Barcelona. ¿O no rajaban Mourinho o Cruyff?. Pero si las protestas provienen de Chamartín o el Camp Nou „haberlas haylas todas las temporadas, es tan sencillo como acudir a la hemeroteca o hacer memoria„ entonces tragan saliva y miran para otro lado. Con Florentino no se atreven.

Tengo mi teoría particular al respecto de estos interesados defensores del «fair play» que siempre juegan a favor de obra. El nivel de sus críticas al Amadeo Salvo de turno es directamente proporcional al sentido de la queja del presidente en cuestión. No falla. Y si encima la reivindicación se realiza con educación, directamente se encienden todas las alarmas. No vaya a ser que se despierten algunas conciencias y volvamos a los tiempos en los que la clase de Zizou y Figo sucumbió a aquel Valencia insurrecto e incontenible de Albelda y Baraja. Qué haría más de uno si no pudiera recurrir a la galaxia para respirar. Y, sobre todo, para comer. No sé si acuerdan. Estos abogados de ricos son los mismos que por poco piden el exilio de Jaume Ortí tras decir un puñado de verdades minutos después del enésimo guinde sufrido en el Bernabéu. Ahora resulta que van a denunciar a Salvo y Nuno, pero Teixeira volverá a pitar un domingo cualquiera. La Liga de las Estrellas, dicen. En la práctica totalidad de ocasiones como la que nos ocupa, determinados personajes dan la impresión de defender «La Liga de Madrid, Barça y los 18 invitados de piedra que no pueden decir ni mu».

Pero una cuestión es el entorno de un club de fútbol y sus portavoces oficiosos y otra muy diferente el estamento arbitral o federativo. Nunca me han gustado las teorías de la conspiración. Nos convierten en un pueblo acomplejado que no tiene ningún motivo para serlo. Ninguno. Ahora bien, en momentos puntuales hay que decir esta boca es mía sin que eso signifique inferioridad alguna ni que nadie nos persiga. Mucho peores que esas teorías conspiranoicas son las maniobras de algunos para silenciar o tratar de silenciar a quien tiene todo el derecho de protestar. Como lo harían „y lo han hecho en algún momento de la temporada públicamente o entre cuatro paredes„ el resto de equipos de Primera. Cualquiera de los 19. No creo en la existencia de una mano negra que actúe entre las sombras para condenar al Valencia a la Europa League. El propio Amadeo Salvo dijo algo parecido en la recta final de su impoluto «speech» del jueves. El problema aquí es otro. El nivel de los árbitros es, en determinados casos muy identificables para cualquiera que siga la competición, ínfimo en comparación con la importancia de los partidos que dirigen. Hay colegiados que se equivocan más de lo que aciertan. Así de simple. Y, si ocurre, ¿qué motivos hay para no decirlo en momentos puntuales?. En este circo nadie está libre de críticas. Nadie. ¿O no se censura a un delantero que falla un gol cantado o a un entrenador que plantea mal un partido?. A esos que quieren denunciar a Salvo y Nuno les pasaría capturas de mensajes directos vía twitter que recibimos en la redacción de SER Valencia durante el proceso de venta. Eso sí es denunciable.

Por último, una reflexión. Puede que me equivoque „y ojalá lo haga„ pero, en lo que al fútbol español se refiere, considero mucho más efectiva una protesta contundente y educada que mil campañas de movilización popular previas a un partido. La primera, repetida de forma idéntica a nivel federativo, suele tener un efecto positivo inmediato. Eso es exactamente lo que buscan todos los dirigentes que reclaman justicia. Una compensación rápida. La segunda, corre el riesgo de encabronar al Teixeira de turno. Con el peligro que ello conlleva.

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