La memoria selectiva del fútbol reserva un lugar privilegiado para las finales y los títulos. En un rincón quedan otras victorias con poca trascendencia inmediata pero que son claves para cambiar el ánimo colectivo y germinar las futuras épocas triunfales. Para recordar cuándo empezó la última edad de oro valencianista (1999-2004) hay que irse a una noche de lunes de enero de 1998 en el Camp Nou, a la increíble remontada por 3-4 que sentó las bases competitivas de las alegrías posteriores. Una victoria con grandes paralelismos con el 2-3 que el Valencia conquistara el año pasado en el estadio barcelonista. Un triunfo que, al igual que el de 1998, no fue suficiente para salvar la temporada pero que presagiaba que lo mejor estaba por venir.

Luis Enrique debe recordarlo bien. El actual técnico barcelonista fue el encargado de abrir el marcador aquel 20 de enero, en un duelo que se presumía como una agradable velada para los azulgranas. Lucho remató de cabeza un buen centro desde la izquierda de Sergi. El dominio local se incrementó en la segunda parte, con el gol de Rivaldo en el minuto 50. En el 55, con el Valencia entregado, Cáceres marcaba en propia meta un envío de Sergi.

Los jugadores de Ranieri eran carne de goleada, cuando sucedió lo más insospechado. En el minuto 70, el argentino Morigi marcaba su único gol con el Valencia al aprovechar una dejada de Claudio López. Cinco minutos después, era de nuevo el Piojo quien cabeceaba un centro de Juanfran. Había de nuevo emoción y el Valencia era quien pasaba a dominar la desangelada velada en Can Barça, hasta que en el 88 el Piojo cazaba un rechace para batir a Hesp. Con la televisión repitiendo aún la jugada, Ariel Ortega tomó la directa para enfilar la meta azulgrana y marcar el cuarto gol valencianista en 19 minutos. Aquella temporada el Valencia tuvo que conformarse con la Intertoto pero aquella inercia le condujo a estrenar su ciclo triunfal con la conquista de la Copa del Rey al año siguiente.

Del mismo modo, el 2-3 (Parejo, Piatti, Alcácer) de la temporada pasada, también con remontada incluida, no permitió alcanzar el objetivo de ir a Europa pero ha situado al Valencia en la dinámica positiva de la antesala de los retos importantes.