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Al nord magnètic

La comunicación

La estrategia en la comunicación siempre acaba siendo la responsable de los malos resultados en cualquier organización que suscita un gran interés público

La comunicación

Al final, lo que el personal percibe en la sociedad es lo que se le transmite. Por tanto, el mensaje tiene que ser claro, directo y que el canal que se utilice sea el más efectivo. Rafa Benítez fue capaz de encender la primera Liga con una simple rueda de prensa. Hay que decirlo y también creérselo.

En estos días asistimos, por enésima vez, cómo un partido político echa parte de culpa de sus malos resultados electorales a la ineficaz estrategia comunicativa que desde el partido se ha empleado en los últimos años. En general, gran parte de la ciudadanía prefiere mensajes que no les haga pensar mucho y que haga frente a la adversidad. La realidad, a veces, es muy cruda. Siempre se recurre a la misma expresión: «debemos comunicar más y mejor». En momentos de crisis y de gran controversia social, no sólo vale construir y enviar un mensaje real. El Valencia lo hizo durante algunos años y al final, vimos como ser terceros, durante tres años consecutivos, lejos de ilusionar a los aficionados, les hizo caer en una depresión o apatía que no correspondía a lo realmente conseguido. En este caso, el mensaje es evidente que no fue el adecuado. Los aficionados, que ya sufrían las estrecheces económicas propias de la crisis, veían como año tras año las figuras del equipo acababan jugando en otros clubes. Y eso que realmente los dirigentes, que no tuvieron más remedio que tomar estas duras decisiones, no fueron los responsables de la delicada situación económica en la que se encontraba el club.

Ahora por el contrario vivimos una situación donde el mensaje sí ha calado. Deportivamente, el Club lleva dos años un tanto perdido. Pero ahora, el resultado es que una cuarta posición se llega a celebrar como si de cualquier título se tratara. Se cambiaron los protagonistas, se envió un mensaje triunfal, de lucha contra lo establecido, de cambio total y la ilusión regresó. Claro, ahora muchos empiezan a abrir los ojos a todo aquello que se les dijo. El populismo vale para llegar, pero no para quedarse.

Ahora entra en escena Peter Lim, que todavía no nos ha enviado su mensaje. Él no ha engañado a nadie.

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