Cuando Danilo comenzó a jugar al balón seguramente nadie esperaba que años después sería profesional, sobre todo cuando no era un gran amigo de la pelota. Prefería dar saltos, empujado por su complexión física. Era «larguirucho» y le gustaba, pero en su casa, uno de sus hermanos sólo tenía en la cabeza una pelota, le necesitaba para jugar y perseguir el sueño que dibujaba por ser futbolista. Y Danilo aceptó. Esta fue la primera decisión que le cambió la vida, aunque lo que le abrió las puertas a realizar pruebas con los clubes grandes fue un vídeo casero que colgó en YouTube cuando sólo tenía nueve años.

Rápidamente, cuando al brasileño le dieron un balón, su hermano y sus amigos vieron que tenía facilidades para realizar jugadas que a ellos se le resistían. No necesitaba una gran dedicación para realizar «malabares» con el esférico, driblar con facilidad a un amigo? acciones más propias de un futbolista de mayor edad. Y en ese momento, con el consentimiento de su madre Clarice, fue cuando Allan Ribeiro grabó un vídeo que subieron a las redes sociales y acabó teniendo un número de visitas que hasta a ellos les asombró.

La idea era que vieran lo que era capaz de hacer a su edad, su hermano era consciente de aquello y no dudó en ejercer de «padre» para convencerle que con un poco de suerte, el fútbol podría pasar de ser un juego que no le atraía a ganarse la vida como deportista de élite. Aquellas imágenes, en las que se veía jugando a Danilo en un rincón de Flamengo, le permitieron hacer una prueba con el Sao Paulo. Ribeiro le abrió las puertas, pero los técnicos paulistas no dieron su «ok». Les gustó lo que vieron pero creyeron que como él tenían muchos en su Academia, no marcaba tantas diferencias, que sí detectaron los técnicos del Gremio, club que dejó en 2009 para vestir la elástica de Vitoria de Bahía.

Las expectativas que Danilo despertó en su hermano y en el empresario Allan Ribeiro comenzaron a confirmarse, su rendimiento iba creciendo día a día y su nombre comenzó a ser habitual en las convocatorias de la Canarinha. En 2012, cuando cumplió 16 años, firmó su primer contrato como profesional, lo que le permitió ayudar económicamente a su familia. «En Vitoria fue donde ocurrieron cosas muy bonitas en mi vida. Mi sueño es poder ayudar a mi familia», aseguró el futbolista unos años después, antes de fichar por el SC Braga tras pasar a ser jugador representado por Gestifute (con Jorge Mendes a la cabeza).

Deco fue uno de los grandes valedores de aquella operación, aunque como él mismo advierte con frecuencia: «el principal agente de un jugador es el propio futbolista». A partir de ahora lo disfrutará el Valencia CF.