Quien no viera el partido puede interpretar que el Bayern pasó el rodillo por encima del Valencia CF. Pero eso es una cuestión discutible, ya que sobre la mesa habría que destapar todas las cartas. ¿La primera? En los 45 minutos iniciales, se acabó 2-1 a favor de los locales gracias a la gran intervención del meta Ulreich, que evitó el 1-2 de Santi Mina. ¿La segunda? La tropa que dirige Guardiola tiene más kilometraje en sus piernas, y también se notó. No es una cuestión de buscar excusas, porque el Bayern fue justo vencedor, pero la historia seguramente habría sido distinta si el partido se hubiera disputado durante la temporada. O no. ¡Quién sabe! Pero a día de hoy, la realidad blanquinegra es que tiene mucho trabajo por delante.

Hasta parecía que el Bayern fuera el cuadro local, por el griterío de la gente o lo animoso que estuvo uno de los fondos llevando de un lugar a otro una bandera gigante del cuadro bávaro. Pero el Valencia CF se plantó bien sobre el césped, cediéndole el balón a los alemanes. Ahora bien, el rival tiene el gen ganador grabado a fuego y eso queda en evidencia hasta si se juntaran para jugar en la playa entre amigos. En el primer intercambio de golpes el Valencia quedó tumbado. Si el pase interior de Rodrigo no lo alcanzó Mina, el pase atrás de Lahm a Mueller no se perdonó. Lo del capitán del Bayern merece un capítulo aparte. Da igual la edad que tiene o si juega de lateral, de pivote o de interior. Si hubiera que definirlo habría que etiquetarle como un «futbolista total». Dos acciones suyas significaron los dos goles de Mueller, a los que no pudo reaccionar Yoel, al que la potencia del disparo y la proximidad del golpeo le convirtió en un diminuto. Entre los dos goles, y sólo unos minutos después de que Thiago enviara un remate al palo, Rodrigo remató un centro de De Paul con la cabeza para elevar el empate al marcador.

A Nuno se le escucharon los gritos desde la grada, consciente que a pesar de no haber puntos en juego, si no se muerde sobre el césped ante un rival del nivel del campeón alemán? quedas sonrojado. Y hubo fases en esos minutos donde se tocó el balón con comodidad, pero lejos del arco rival, de ahí que el peligro quedara minimizado totalmente. Más que afectar el 2-1 en el tiempo de descuento, lo que acabó por tumbar a un equipo que logró levantarse tras el primer golpe fueron las fuerzas. La diferencia de rodaje entre uno y otro se evidenció, aparte de la superioridad del plantel del Bayern.

Se trabajaron dos sistemas

Uno de los aspectos que parecen innegociables es el sistema, con una defensa de tres centrales y dos carrileros que no bastó para tapar todos los huecos. Sin ser un vendaval, el equipo de Guardiola quiso sentenciar rápido, hecho que logró Thiago con otro remate a bocajarro. Y ahí se acabó todo. Para el tramo final se recuperó el 1-4-4-2, pero no fue una cuestión testimonial ya que así figuraba en la hoja de trabajo, igual que Bakkali jugara por dentro y por fuera.

Ni el aliento que se recibía del banquillo ni los cambios, demasiados, sirvieron para salir del callejón sin salida en el que se habían metido. Los que sí se lo pasaron en grande fueron los aficionados locales animando al Bayern, que aplastó al Valencia CF sin competir en igualdad de condiciones.