Al fútbol, los aficionados van a disfrutar con el objetivo de celebrar los goles de su equipo. Suele ser buena señal. Y para llegar a las emociones fuertes se debe seguir un proceso, mediante una forma más elaborada del juego o por el camino más vertical y dándole velocidad. Nuno fue claro nada más llegar, quiso poner los cimientos de «su» Valencia siendo fuertes en defensa, y el día que no puedes ganar? lo ideal es arañar un empate. Dejó la portería a cero, una vez más en lo que va de preparación, sólo perforada por el Bayern de Munich. Faltó acertar en ese último pase, lo que convirtió en una isla a Paco Alcácer. En los penaltis Casillas le dio el «triunfo» al Oporto al detener el penalti a Cancelo.

Con una dosis de fatiga importante en sus piernas, el conjunto blanquinegro salió bien plantado desde el pitido inicial, esperando detectar las intenciones de un Oporto que con sólo dos minutos de juego había amenazado con un remate al larguero de Aboubakar tras revolverse dentro del área pequeña. Fue un susto, al que le faltó continuidad porque Ryan sólo debía estar pendiente de los pases atrás, situación que por su buen dominio del juego con los pies, quedó solventado con éxito en dos excepciones que no se pagaron caras. En una la barrera idiomática confundió a Mustafi con el meta australiano, pero la indecisión no fue aprovechada por el conjunto portugués.

El Oporto era partidario de elaborar el juego, pero a excepción del remate inicial de Aboubakar, no se precisó una llamada de urgencia al australiano Ryan. En el duelo en los banquillos entre dos guardametas, Nuno y Lopetegui, también se vieron dos formas muy distintas de vivirlo. Si el portugués analizaba, Julen se dejaba la voz gritando a sus jugadores, que no debieron escucharle, al no lograr variar el desenlace.

Hubo momentos en los que no parecía un amistoso, con duelos individuales en los que saltaron chispas, como entre Parejo y el rival Danilo, al soltarse varios manotazos. También hubo entradas duras, como la que casi envía a la enfermería a Enzo Pérez. Pero lo que faltaba eran ocasiones de gol y cada vez se va pareciendo más el Valencia CF al que fue la temporada pasada. Sus extremos se sacrificaban mucho en labores defensivas, lo que a estas alturas de curso, repercutía negativamente en la lucidez de ataque. Una férrea defensa, que no dejaba respirar al rival aunque fue difícil «atar» al gigante Aboubakar. Todo quedó solventado. Danilo, el otro fichaje titular al margen del cancerbero Ryan, dejó destellos pero necesita mayor kilometraje junto a sus nuevos compañeros. Toca bien el balón con los dos pies y aprovecha su imponente físico para cubrirse de los rivales, pero es en el aspecto táctico donde debe centrar más su aprendizaje. Al Valencia CF le faltó elaborar más su juego, tener más tiempo el balón cuando recuperaba, evitando precipitarse.

Sensaciones positivas

Tras el descanso comenzaron las variantes en los dos equipos, rompiendo el ritmo de un partido al que se hubiera podido jugar seguramente sin porterías. El Valencia CF no lanzó entre los tres palos, el único disparo bien dirigido con la firma de Parejo lo sacó Martins Indi con el pie. Sin la lucidez para acertar en la última jugada, el camino se complicaba y para deshacer el empate se necesitó recurrir a los lanzamientos de penalti para resolver un empate que dejó sensaciones positivas.

El Oporto, un equipo de Champions, fue una buena prueba de fuego que se solventó con firmeza defensiva, aunque la carga de trabajo redujo la fluidez en ataque y así era muy difícil marcar goles.