La figura de Enzo Pérez en el Valencia cotiza al alza esta pretemporada. No tanto por su destacado protagonismo en el equipo, que ni lo tuvo la pasada temporada ni lo tiene ahora, sino por un valor cada día más preciado en el fútbol: la versatilidad. El entrenador del equipo, Nuno Espírito Santo, tiene en el argentino a su icono de la polivalencia en el equipo. Al comodín que le ocupe varias posiciones en el campo, dependiendo de las circustancias. Al Miguel Ángel Angulo del Valencia actual.

Obligado a ser un futbolista más poderoso en el equipo, Enzo Pérez debe estar encantado con el papel que le ha encomendado Nuno. Sólo el precio que el club de Mestalla pagó por él (25 millones de euros) es suficiente motivo para que el centrocampista argentino alcance más relevancia, después de no haber respondido a las expectativas la temporada anterior. Demasiados millones para las prestaciones ofrecidas.

El Valencia fichó a Enzo Pérez, entre otras cosas, por su descomunal poderío físico y por su teórica capacidad para abarcar muchos metros en el campo. Pero no tuvo una posición específica. Igual jugaba de mediocentro defensivo, que de centrocampista más creativo, pese a sus conocidas limitaciones técnicas. Así que Nuno ha decidido exprimir al máximo la polivalencia del futbolista. Será una pieza con la que cubrir el puesto de «6», en poder de Javi Fuego; de «8», en manos de André Gomes, e incluso en la posición del «10» „con permiso de Parejo„ o en una de las bandas. Un centrocampista todoterreno para desatascar partidos o darle más cobertura a la defensa, en función del desarrollo de los partidos.

Nuno no sólo quiere la virtud de la versatilidad en Enzo Pérez. Entre las sanas obsesiones del técnico portugués está disponer de dos futbolistas capaces de desenvolverse en cuatro o cinco posiciones. O lo que es lo mismo: quiere a dos Enzo Pérez en el equipo.

De momento, no ha encontrado al «gemelo» del argentino, pero está en ello. Dos comodines destacan por encima del resto del grupo: Lucas Orban y Rodrigo de Paul. Pero ninguno alcanza la polivalencia de Enzo Pérez y, mucho menos, de Angulo.