Un resultado excesivamente abultado para lo que se vio en el campo. Al menos en el primer tiempo. Los de Nuno salieron al campo mordiendo, presionando bien arriba y llegando al área con peligro, pero las sensaciones se esfumaron en dos fogonazos. Primero Salah y luego Totti en dos acciones vertiginosas en las que la defensa valencianista pudo hacer más. Eso no desmoralizó al Valencia, que siguió aprovenchando su juego por bandas hasta que Feghouli sacó petróleo en un despiste defensivo rival para recortar distancias.

La defensa de la Roma, caótica en la primera parte, hizo que las esperanzas de remontada no se oscureciesen. Las llegadas eran constantes, pero la falta de concreción también. Perdonando no imperdonable llegaba a su fin el primer tiempo.

El segundo arrancó con un Valencia de nuevo aguerrido, buscando la presión desde el ataque. Fruto de ello volvían las llegadas a la meta de Szczesny, una de ellas derivada de un excelente pase al hueco de De Paul que Feghouli definía para el empate, aunque fue anulado por fuera de juego de Paco Alcácer. Y acto seguido, gol de Gervinho a la contra que ponía el 1-3 que abofeteaba al Valencia de nuevo.

Los de Nuno lo intentaron, aunque con llegadas cada vez menos precisas, con centros que nadie remataba, y salvo algún destello de Bakkali, el equipo perdió fuelle tras las sustituciones. Al final, presentación amarga con ambiente enrarecido.