Yoel y Jaume eran conscientes que cuando Nuno les encerró a puerta cerrada en Mestalla, trabajó con los diez jugadores de campo y aunque probó con el cancerbero gallego, los dos eran conscientes que sólo faltaba por despejar la incógnita del guardameta. ¿Optaría Nuno por una posición conservadora o sería valiente guiándose por la decisión que tomó durante la pretemporada? Fue valiente y alineó a Jaume, que se bautizaba en la élite en El Molinón.

No iba a ser un estreno exento de dificultades, de ahí la necesidad de comenzar bien, como logró el «Gato» de Almenara cuando sólo habían pasado cuatro minutos del partido, desviando lo justo un disparo desde la frontal del área para enviar a córner. Alejado del área, producto del dominio y la mayor posesión blanquinegra, a Jaume se le vio gesticular y gritar ordenado a sus chicos. La situación estaba controlada, hasta que Sanabria recortó sobre una baldosa antes de armar su pierna derecha para disparar a puerta, momento en el que se agrandó Jaume lanzándose al suelo para repeler con sus manos el potente disparo raso. En apuestas como la que hizo Nuno ayer es importante transmitir buenas sensaciones desde el principio, la seguridad bajo los palos es clave para la defensa, y el arquero, con camiseta verde y el dorsal «24» a la espalda, lo logró. Ya no se le reclamó más hasta el segundo tiempo, controló la situación.

No es fácil pasar de competir en Segunda B a Primera, cierto es que Jaume nunca dejó de pelear ni perdió la esperanza. A pesar de lo visto en la sesión del jueves, él nunca perdió la esperanza y lo que debía hacer era responder a la confianza del míster. Y él no falló. Otro signo lo dieron sus compañeros, tranquilos porque en cualquier situación de aprieto podían mantener a buen recaudo la posesión del balón con un pase atrás, al que Jaume siempre respondía con éxito. Sin complicaciones ni riesgos, porque no era el día. En el minuto 73 Jaume dio muestras de su confianza en una valiente salida en el juego aéreo, alejando el peligro con los puños.

Lo mejor aún estaba por llegar, cuando el «Gato» de Almenara hizo tres paradas en una jugada, lo que le llevó a celebrarlo con el puño en alto como si de un gol se tratara. Se lo merecía y se lo ganó. No es fácil ponerle el candado a tu portería en un encuentro complejo, que acabó con otro paradón del meta blanquinegro.