El gol liberador llegó en el último suspiro, después de un partido intenso y trabajado, con buenos matices que se difuminaban con la desesperante falta de pegada vista ya en las dos primeras jornadas, en las que el calendario soplaba también a favor del Valencia. El tanto en tiempo añadido de Paco Alcácer en El Molinón no disipa las dudas pero tiene un efecto terapéutico considerable, ya que devuelve a los de Nuno Espirito Santo a la normalidad. Aplaca la sed y permite encarar el regreso a la Liga de Campeones ante el Zenit sin ansiedad. El primer triunfo llega tras un partido rachas cambiantes, en el que al Valencia le costó materializar su superioridad y, también, se vio sometido a los ataques de un Sporting rebelde, que se topó ante la muralla infranqueable de Jaume Doménech, la otra gran noticia reconfortante de la jornada. En un estadio que vio triunfar al «Gatu» Ablanedo, el Gato de Almenara no tembló y fue el mejor de su equipo.

No salía en ninguna de las quinielas para la titularidad, pero lo cierto es que el Valencia aguantó de pie la impetuosa salida del Sporting gracias a sus estiradas. En los minutos 5 y 13 Doménech salvaba al Valencia de goles cantados, a disparos de Jony y Sanabria. Una volea desde la frontal y un disparo seco y raso desde dentro del área. El castellonense no notó nervios en un debut que fue muy exigente, con unos primeros minutos muy agitados con la intensidad del Sporting. El equipo asturiano se mueve con la inercia ganadora que arrastra desde la Segunda División. En ese descaro colectivo encaja, como un guante de seda, Halilovic, el talento croata cedido por el Barça, por cuyos pies pasaba el juego de un rival descontrolado.

El Valencia contuvo el entusiasmo local cerrando espacios en defensa, creciendo poco a poco. En la zaga se vio a un Abdennour bastante bien acoplado, con un perfil de contundencia sin contemplaciones que recuerda inevitablemente a Otamendi. Como prueba, Halilovic logró hacerle un caño en su primer duelo. En el segundo, el tunecino se impuso tirando de intimidación y envergadura.

El Valencia inclinó su salida de juego hacia las bandas, recurso clásico, buscando superioridad numérica. Los de Nuno ganaron profundidad conforme iba relajándose la intensidad inicial del Sporting y con un Feghouli que otra vez demostró con su desequilibrio que es un futbolista clave. El argelino sirvió la primera acción de peligro, a los 20 minutos, con un pase picado a Negredo, que erró el control. Un minuto después, fue Piatti quien lanzó un zurdazo con el exterior, demasiado alto, tras una rápida conducción de Soso. Gayà interceptó un pase de Jony a Sanabria „en un contragolpe originado en un córner visitante„, pero el partido ya parecía valencianista. En el 29, de nuevo desde la derecha, fue Cancelo quién recortó y pausó un pase a Piatti, que cedió a Parejo que, después de un gran control orientado, vio la amarilla al exagerar la caída ante la presencia de Lora.

Antes del descanso, Negredo y Piatti malograron ocasiones claras en sendas jugadas que llevaron el sello de Feghouli. Se acrecentaba el dominio de un Valencia disgustado con el criterio de Del Cerro Grande, que lastró la medular visitante con las amarillas a Parejo y Enzo para la contención del juego de los locales, pero no mostró cartulina en una peligrosa escapada de Cancelo abortada en falta.

Pareció más decidido el Valencia en la segunda parte, con varias llegadas claras, como el disparo al larguero de Parejo. El Sporting se reservaba contras y acciones de estrategia venenosas que no inquietaban a Jaume, tranquilo como los veteranos y sacando hasta tres remates consecutivos, sin tiempo de reacción. Inquieto ante la ausencia de definición, Nuno movió el banquillo y vio necesario el regreso de André Gomes. El Valencia, menos anárquico y con más posesión, agradecía la clarividencia del portugués, que también se atrevía con disparos desde la media distancia. Alcácer entraba por un Negredo efectivo sólo en el desgaste.

Pero la electricidad decisiva se encontraría con Bakkali. Con la habilidad del belga se encerró al Sporting en su área. Con el asedio ya en tiempo extra, Bakkali recogió el rechace de un disparo de Feghouli para regalar una fantástica asistencia a Alcácer, que picó de cabeza a gol. El primer triunfo, salvaguardado con una última parada postrera de Jaume, se celebró por todo lo alto, señal de lo que se necesitaba.