El sueño de Jaume Domènech siempre ha sido jugar en el Valencia. Sabía que era difícil pero la meta ahí estaba. A pesar de que algunas puertas se iban cerrando, su empeño seguía siendo el mismo. Y, como si de una película se tratara, el sueño se materializó un 12 de septiembre de 2015. En El Molinón, Jaume debutó en Primera con la camiseta que siempre había deseado. Por fin, el jugador de Almenara recogía la recompensa a tanto esfuerzo. Admirador de Víctor Valdés y Andrés Palop, mirando al cielo al acabar el partido, Jaume le dedicaba el debut a su abuelo, la persona que más confió en sus posibilidades y que desde el cielo le da fuerza y más disfruta de todos sus logros. Con ojos vidriosos, Jaume le lanzaba un «va por ti» a su «iaio». Debut, portería a cero, uno de los protagonistas del partido y victoria, ¿algo más? sí. Ayer, en plena resaca tras su excelente estreno „ firmó ocho paradas de mérito y encadenó tres de ellas en una misma jugada.„, el club oficializaba su ampliación de contrato hasta 2018. Un acuerdo que se había alcanzado varias semanas antes pero que el club no había anunciado.

«Para mí es un sueño hecho realidad ampliar mi vinculación con el Valencia porque es lo que siempre he querido», apuntaba mientras sostenía junto al consejero Kim Koh una camiseta conmemorativa „varias tallas más grandes, por cierto„. «Siendo valenciano es un honor estar aquí y voy a dejarme la piel para que dure muchos años», se comprometía visiblemente emocionado. Tras reconocer que «con la tensión» le había costado «un poco dormir», abogaba por «llevar las cosas con normalidad» y sobre todo «seguir trabajando», mientras el consejero ejecutivo se mostraba «orgulloso» de que Jaume «siga» en el club. «Es una persona que siempre mantiene una actitud positiva, es un gran profesional, con mucha progresión por delante y que, independientemente de su excelente partido contra el Sporting, siempre hemos apostado por él», ensalzaba Kim Koh.

El futbolista, que ayer disfrutaba del día libre, estuvo por la mañana en la Ciudad Deportiva viendo el derbi de juveniles entre el Valencia y el Levante (4-0). Su teléfono echaba humo. Wasap, SMS, llamadas telefónicas... las felicitaciones, entre las que se encontraban las de sus compañeros Diego Alves y Matt Ryan, no paraban. «He recibido muchas felicitaciones y no quiero resaltar unas sobre otras, pero lo que me ha dicho mi familia es...» se emocionaba.

Ahora, el jugador de 24 años, tendrá que recordar qué ha hecho esta semana que le ha dado suerte porque su superstición „dicen que extrema„ le llevará a ello. También como su convencimiento, desoyendo incluso a su padre, es quién le ha llevado a donde está. Y es que, tal como él reconocía hace unos meses, su padre no quería que jugara de portero porque consideraba que éste siempre es el centro de las críticas. Por ello, recordaba, le obligaban a jugar de defensa cuando él sólo quería ser portero. Una perseverancia inagotable que ahora le permite disfrutar aún más de lo que está consiguiendo. Una meta lograda que, sin embargo, no le hace perder la perspectiva. «Hay que seguir trabajando», apuntaba ayer.

Bautizado como el gato de Almenara por su instinto bajo palos, el portero se define como un hombre de rutinas y en ellas incluye el relacionarse con sus amigos; amistades que mantiene desde su infancia.

Formado en la prestigiosa cantera del Villarreal, el jugador se fortaleció en el humilde CD El Palo de la Tercera división malagueña. De ahí recaló en el Huracán (Segunda B) que entrenaba Nico Estevez. Apenas jugó un par de encuentros. Sin embargo, de la mano de Rufete y por petición del técnico, el portero aterrizó en el Valencia-Mestalla para volver a ponerse a las órdenes de Nico Estevez „que ayer en las redes sociales consideraba al portero «un ejemplo» y se mostraba «orgulloso» de él„. Ése fue su escaparate para llegar al Primer equipo. Entrenamientos primero y convocatorias después „con Djukic en el banquillo„, fueron forjando al jugador que, con 24 años, ya sabe lo que es defender la portería del Valencia en un partido oficial. La Champions le espera. La puerta la tiene abierta.