Uno de los lemas que utiliza Peter Draper con su equipo de trabajo es que hay que actuar en lugar de pensar y contemplar, de ahí que no duden en dar sus primeros pasos en Asia abriendo una oficina y cerrando el acuerdo con «Dentsu Sports Asia». Y también por este motivo no es partidario de elaborar un plan de negocio sobre lo que se va a explotar en el futuro estadio de Mestalla, ya que aún está en fase de diseño. Las primeras medidas en el estadio van a consistir en mejorar la experiencia del aficionado.

¿Qué importancia en la generación de ingresos va a tener la construcción del nuevo estadio? Así lo ve Peter Draper: «Es inevitable que será bueno para los fans y para el club. Pero no es el propósito a día hoy, Mestalla es un estadio bonito y será importante para el futuro del club. El secreto es cómo preservar la pasión y trasladarla allí. La gente no pide ahora el nuevo estadio, claro que estará orgulloso cuando esté pero ahora tiene otras prioridades; como estar más cómodo en el actual. Hay que ordenar las prioridades. Cómo preservar esa pasión y trasladar 50.000 fans de un campo a otro no es fácil, es una tarea gigante, mantener el mismo espíritu en un estadio más grande y más cómodo».

Un estadio para 365 días

La construcción del futuro estadio está actualmente en una fase de rediseño, pero lo que nadie duda en el club es el objetivo de que esté en funcionamiento los 365 días al año, no usarlo sólo 30 veces por temporada cuando se juegue como local.

Se ha pensado en un proyecto que partirá desde cero, usando o no la parte construida actualmente. Pero Draper también incide a su gente en que el estadio debe servirle al club por un espacio temporal que oscile entre 50 y 100 millones de euros, basándose en que hace 20 años nadie se imaginaba que habría restaurantes en los campos de fútbol. Se hará de una forma que sea flexible y adaptable, de ahí la complejidad del proyecto buscando siempre una viabilidad futura en lugar de acelerarlo con limitaciones.