Da la impresión que no se puede poner mala cara cuando uno va a Mestalla a ver a André Gomes. Por mucho que se empeñe, el arte que tiene el portugués con el balón te quita cualquier disgusto. Y al Valencia CF muchos problemas. A Nuno no le tiembla el pulso, cuando el «Mago» André está bien va directo al once inicial, mostrando tener una fe ciega en él que se ve recompensada siempre. Ya con el partido encarrilado gracias a una falta con dosis de veneno ejecutada por Piatti, no tan valorado por el público como por los técnicos, que desvió Charles para que el esférico no lo pudiera atajar Kameni, llegó una jugada individual de André para «cerrar» el partido. Con él sobre el césped el Valencia CF vuelve a sonreír.

Desde el primer minuto, cuando en la grada veían asociarse de primeras a Parejo con André Gomes, la parroquia que acudió a Mestalla sólo presagiaba buenas cosas. Le da un aire distinto al equipo. Y él siempre levanta la mano para pedir el esférico. Sin inventos en la zona de creación, con Javi Fuego barriendo cualquier hoja que veía por el tapete para maximizar el talento de los dos mediocentros, Nuno quiso que Cancelo y Gayà llegaran a la línea de fondo. Tanto Piatti como Santi Mina, sobre todo el argentino, inclinaban su juego hacia el centro. El concepto era claro: que le llegaran balones a Paco Alcácer, siempre realizando desmarques al primer palo buscando ese gol que tanto anhela con su club tras brillar con la Roja.

Aún resuena en el vestuario el enfado del «Tiburón» Negredo por quedarse fuera de la convocatoria, decisión que sorprendió mucho en el vestuario, pero no las dificultades que tienen el ariete que juegue para marcar. Da igual el apellido que refleje la parte trasera de la camiseta, visto lo visto no es un problema individual, sino del estilo elegido por Nuno, que saca pecho poniendo sobre la mesa la hoja con las estadísticas considerando el problema de «efectividad», enterrando así la idea de creación que tanto está dando que hablar. Huérfanos de goles del punta, el Valencia CF aprovechó una falta ejecutada por Piatti para poner un 1-0 sobre el césped que le dio confianza a la tropa dirigida por Nuno. Eran constantes las llegadas de los dos laterales al área rival, siempre levantando la cabeza antes de entregar el esférico, que nunca recibió el brillo del gol.

Pero el se encargó de iluminar Mestalla fue André Gomes. Había entrado el partido en una situación de dominio que debía engordar la diferencia corta que brillaba en el marcador, y fue ahí cuando apareció el «21» luso. Habrá que estudiar si se convierte en el heredero de Silva, pero da la sensación que ese dorsal les hace diferentes. Unos minutos de que Mestalla enmudeciera cuando vieron inmóvil a Angeleri tras sufrir un golpe de Kameni, André recogió un balón en la frontal del área, se lo pegó a su botín izquierdo. Levantó la cabeza y vio un bosque de piernas, pero se atrevió con su calidad y potencia, a ir dejando atrás a rivales, antes de chutar con violencia al fondo de las mallas.

Parecía que, por primera vez esta temporada, la parroquia de Mestalla esperaba una noche más incómoda por la amenaza de lluvia que por el Málaga. Sin despistes atrás, el colegiado vio manos en un despeje de Santos con el pecho. La jugada no ofrecía dudas, dándole la opción a conectarse a un rival sin dar señales de vida. Y ahí apareció la figura de un «bendecido» Jaume, que fijó el ancla tratando de aguantar lo máximo posible a un experimentado Duda que tras hacer una paradiña, lo vio todo muy negro. Nada iba a empañar un triunfo que parecía claro, es más, la ventaja pudo ser más amplia si Kameni no le rechaza un potente remate a Parejo tras el descanso. Sorprendió la pobre imagen del Málaga.

Con la victoria se gana calma, el Valencia CF vuelve a sonreír, pero la figura del delantero sigue sin encontrarse y ahí es cuando urge buscar una solución. Alcácer marcó tras un centro de Feghouli, pero el árbitro se lo invalidó. Ya en el tramo final, Dani Parejo puso la puntilla con un gol de penalti para seguir con una noche plácida.