Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El técnico se aísla el día en que focaliza las críticas por el mal juego del equipo

Sólo Pellegrino empeora los números del técnico portugués a estas alturas de la competición

Sólo Phil Neville logró arrancar ayer, en público, una carcajada a Nuno. El técnico, silencioso y cabizbajo, era consciente de ser el epicentro de las críticas tras la derrota del Calderón. Tras el revés, por primera vez, el entrenador había reconocido haberse «equivocado» en el planteamiento del partido. Y estaba afectado.

De fuerte personalidad, y poco receptivo a unas críticas que no encaja bien, al luso no le importó escenificar su soledad tanto en Madrid como en Paterna. A la llegada del equipo a la estación de Atocha, durante los metros que se caminan desde el acceso al recinto hasta las vias del tren, el técnico no habló con nadie. Voluntariamente se aislaba. No huyó pero esquivó cualquier tipo de conversación. A la llegada del equipo a la estación Joaquín Sorolla se reeditó la escena. Con la mirada perdida, las manos en los bolsillos y consciente de ser el objetivo de cámaras y fotógrafos, el técnico cubrió el trayecto hasta el autobus que debía trasladar al grupo a Paterna.

A la una de la mediodía, el equipo se ejercitó en la Ciudad Deportiva. De nuevo el técnico, que junto a Pellegrino tiene los peores números de los últimos años a estas alturas de la temporada, fue el centro de todos los objetivos. Más serio de costumbre, dirigió la sesión.

Compartir el artículo

stats