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Encuentro previo al derbi

El derbi de la "normalidad"

Blas Madrigal y Gabriel Salinas, presidentes de las peñas, apelan al «respeto y a la cordialidad»

«¿Qué tal?, ¿tu debes ser Gabriel», saludaba Blas Madrigal, presidente de la Agrupación de Peñas del Valencia, a su homólogo del Levante UD Gabriel Salinas. «Por fin nos conocemos», respondía el recién nombrado representante de las peñas del club granota. Madrigal y Salinas, ambos con las bufandas de sus respectivos equipos, llegan al atardecer a las Torres de Serrano. Es su primer encuentro. Mañana, en la comida oficial, se reencontrarán. «Mira por dónde nos hemos conocido antes», bromean.

Es Blas, veterano en estas lides, quién lleva la iniciativa para, ante el fotógrafo, pedir a Gabriel que se intercambien las bufandas como escenificación de la buena relación entre las peñas. El levantinista rechaza la propuesta. «Que luego cortan la foto y hay malentendidos», sorprende Salinas porque, acto seguido, confiesa que ha ido en muchas ocasiones a Mestalla «a ver fútbol». Es la pasión que les une. El sábado, el presidente de la Delegación de Peñas verá el partido desde la grada destinada a la afición visitante ya que, agradecido, ha rechazado la invitación para ir al palco porque quiere vivir su primer derbi junto a los peñistas. Medio millar de aficionados acudirán a Mestalla ya que se han vendido todas las entradas que el Valencia les ha entregado. Muchos de ellos, además, lo harán en comitiva desde el Ciutat de València. Allí, al mediodía, se va a cocinar una paella gigante. El partido, desde ambas perspectivas, se quiere convertir en una fiesta. «Esto es fútbol y hay que vivirlo como tal», afirma Madrigal, mientras Salinas hace un llamamiento a la «cordialidad y concordia» entre las aficiones. «Hay que tomarse el derbi desde la normalidad porque los levantinistas y los valencianistas convivimos en el día a día y por tanto debe ser una jornada festiva más. Un partido de rivalidad deportiva desde el respeto», lanza, mientras Madrigal demanda «un buen trato» y «respeto mutuo» entre las hinchadas antes, durante y después del encuentro. «Las cosas como son, odio los insultos y no entiendo que la gente utilice los ataques para menospreciar al rival. Es lógico que cada aficionado anime a su equipo pero que empuje y no descalifique. Me duelen los oídos cuando escucho hablar de charca para referirse a Orriols o calificar de tontos a los granotas», sostiene Madrigal quien le desea «mucha y larga vida» al derbi.

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