El partido ante el Celta era de alto riesgo después de la derrota en Gante en la Liga de Campeones y de la mala imagen mostrada allí. Los de Nuno tenían enfrente ayer a un equipo con un buen manejo del balón, con mentalidad ofensiva y que crea muchas ocasiones de gol. A eso había que añadir toda la tensión que se vivía tanto a nivel interno como externo durante toda la semana, sobre todo en cuanto a la relación de una afición que estaba enfadada por el pésimo nivel ofrecido en Gante.
Pero el Valencia salió con muy buena nota de Balaídos. Se supo sobreponer a todas estas circunstancias, con un juego que parecía volver a los orígenes del año pasado, con un equipo que buscaba apretar al contrario y después aprovechaba con gran efectividad las ocasiones de gol que se le presentaban. Así es como logró salir victorioso de este importante partido.
Empezó entrando por banda derecha, donde Cancelo ocupaba, con solvencia, el lugar habitual de Feghouli, hasta que Alcácer pudo conseguir el cero a uno en un muy buen contraataque entre él y Parejo que realizaron una muy buena pared tras la cual el de Torrent se cambió el balón de pie y marcó el cero a uno.
De ahí al tramo final de la primera parte, el Celta recobró su espíritu ofensivo, logró empatar y el Valencia pasó por momentos de dificultad. Eran los peores minutos para los blanquinegros y parecía que regresaban los fantasmas de esta temporada, donde tan malos resultados fuera de Mestalla estaban cosechando. Afortunadamente, tras dos jugadas decisivas, los valencianistas se rehicieron y encarrilaron un partido que ya no se les escaparía. Primero, a punto de acabar la primera parte con una falta sobre André Gomes que lanzó magistralmente Parejo para conseguir marcar.
Se ponían de nuevo por delante. Tras el descanso el Celta no tenía la intención de dejar el partido, sino a intentar atacar, fiel a su estilo, al Valencia. Pero nada más empezar ese periodo, en otro gol psicológico tras un error defensivo, Alcácer, que no perdona en estas situaciones, logró con gran habilidad y maestría el uno a tres.
Pese a todo, el Celta seguía buscando el gol, pero el Valencia se mostraba más asentado y al rival le costaba volver a posiciones defensivas, lo que abría espacios para contraatacar. Los locales gozaron de un balón al poste de Aspas, pero al final Parejo, en una buena dejada de Alcácer y con la puntera, marcaba el uno a cuatro. El partido estaba cuesta arriba para los gallegos, aunque su público los premiaba con su apoyo total a su fútbol práctico. No obstante, el uno a cinco resultó ya un mazazo demasiado grande. Parejo recibía tras un saque de esquina, vio el demarque de Mustafi quien logró marcar.
Quizás la ventaja era excesiva, pero hacia mucha falta. Este Valencia supo hacer el juego que le llevó a clasificarse la temporada pasada para la Liga de Campeones. Además, supo incidir en la debilidad del contrario que era el aspecto defensivo el cual quedaba descuidado por su afán ofensivo. Por tanto, respiro para el equipo y para su entrenador que afrontan el parón liguero con mayor tranquilidad. Y ojalá sea un punto de inflexión para coger confianza.
