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Off the record

Autogestión

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Nuno Espirito Santo empezó a ganar el partido de Balaídos durante la rueda de prensa que ofreció en el Ghelamco Arena tras el desastre de Gante. Muy posiblemente, de forma involuntaria. En aquella comparecencia „que perfectamente podría haber patrocinado Funerarias Lasiempreviva„, aparcó por una vez la teatralidad que envuelve su figura. El entrenador portugués, quizá intuyendo que Meriton podía sacar la katana a pasear si el equipo no respondía de forma satisfactoria en Vigo, optó acertadamente por dejarse los humos „los suyos y los que vende„ en el camarín y reconoció sin ambages que el Valencia no había estado a la altura. Aunque perfectamente pudo haberse ahorrado la parte final de la frase. El Valencia no había estado. Así, sin más. Pero Nuno fue más allá. Como ya sucedió en otras épocas a Djukic, Benítez o Ranieri, señaló a sus jugadores. Empleó el concepto «avergonzados» en nombre del cuerpo técnico, refirió errores individuales, situaciones para «analizar con cuidado» y acabó de fustigarse espetando que sus futbolistas no habían «igualado en intensidad» al Gent. En los códigos que rigen la relación entre un vestuario y su entrenador, esas tres palabras son sinónimo de sálvese quien pueda.

Y por ahí comienza „y termina„ a explicarse la manita al Celta. Por poner un ejemplo, la diferencia entre el Barragán acongojado e incapaz de sacar de banda del miércoles y el lateral con recorrido que además seca a Nolito es, en esencia, la intensidad. Querer. Querer más. Querer algo, aunque ese algo sea salvarse de la quema. A estos niveles, el fútbol es un negocio que depende casi en exclusiva de los jugadores. Y fueron ellos, sabiendo como sabían que lo de Bélgica tenía un tufillo sospechoso, los que el sábado quisieron demostrar que no entienden de camas. Que si Mestalla busca culpables a la crisis puede olvidarse del verde. No cuenta la plantilla con una evidencia palmaria: por nefasto o excelso que sea un entrenador, por descabezada o multicéfala que sea una dirección deportiva, por ausente u omnipresente que esté una presidenta ejecutiva no es de recibo que un equipo cambie tanto en 72 horas. En Vigo, únicamente hubo cuatro variaciones respecto a Gante: Cancelo, Vezo „del que ahora hablaremos„, Andre Gomes y Bakkali. Ninguno de ellos fue determinante en el 1-5.

Por eso estaba convencido que la de Balaídos iba a ser la rueda de prensa más breve de Nuno desde que llegó al Valencia. Con un «quiero dar las gracias a mis jugadores» hubiera bastado. No tuvimos esa suerte. Ya para sus adentros „en público no conviene personalizar, es el ABC de los banquillos„, debería tener muy presente para los restos el paso adelante que dieron el sábado futbolistas con los que no siempre ha sido precisamente encantador. Ni justo. Uno de ellos es Paco Alcácer, que rumió durante semanas su suplencia en Mónaco o el banquillazo reiterado que sufrió sin explicaciones durante la primera parte de la temporada. Otro caso evidente es el de Rubén Vezo, que pasa de la grada a la titularidad como quien cambia de corbata y no sufre en la transición ni pide explicaciones. ¿Recuerdan algún error del cumplidor central portugués desde que debutó en el Valencia? Yo tampoco. Con Parejo es distinto. Dani le debe a Nuno haber firmado el contrato de su vida. Algo de agradecimiento había en el fútbol y las llegadas incontenibles que desplegó ante el Celta. Pero, qué narices, está ganándose cada céntimo. Y no solo con folhas secas, que también. Por cierto, en la comparación con Cristiano Ronaldo, el porcentaje de eficacia en las faltas directas es incontestable en favor del cerebro valencianista. Pero ni así termina Parejo de conquistar al personal. Como ya ocurriera en su día con Fernando Gómez, el de Coslada despierta sentimientos encontrados en el entorno. Un dorsal, el 10, asociado históricamente a la genialidad pero que en Mestalla va acompañado de la música de viento (Fernando, Schwarz, Angulo, Parejo€). Dani genera debates encendidos. Tiene defensores apasionados y detractores acérrimos. Para los indecisos, entre los que me encuentro, exhibiciones de personalidad „goles y asistencias al margen„ como la del sábado suponen un punto de inflexión a favor. La afonía con la que atendió la entrevista a pie de campo lo dice todo. Se dejó hasta la voz. Si encuentra la regularidad, será jugador franquicia de este Valencia sediento de referentes.

El partido, que se disputó en horario prime time para países como Singapur, deja dos enseñanzas para los señores/as neófitos/as de Meriton. Uno: ni el más poderoso de los magnates puede controlar a un grupo de 25 jugadores si antes no se ha ganado su respeto. Y dos: una plantilla siempre tendrá más temor a un estadio encolerizado que al entrenador de turno, por muy amigo que éste sea del dueño.

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