El proyecto de Peter Lim en el Valencia entra en su primera gran crisis con la marcha de Nuno Espirito Santo, desencadenada tras caer en Sevilla, en un partido en el que se exhibió la misma penosa travesía a ninguna parte de toda la temporada. Una salida que el técnico portugués pactó por vía telefónica con el propietario del club por la mañana. Con independencia del resultado que se diese en el Sánchez Pizjuán, el Valencia había tocado fondo.

Nuno arroja la toalla pero ni el técnico ni el club se atrevían anoche a pronunciar la palabra «dimisión» ni a aventurar qué va a pasar con el técnico portugués. Nuno comunicó a Lim que la situación era completamente insostenible y que debía dejar de entrenar. Hoy mismo por la mañana Nuno y el club comenzarán las negociaciones para encarar la situación del entrenador, con contrato en el club hasta el año 2018. Por lo tanto, no se puede descartar ningún escenario, incluso que el preparador continúe en el club con alguna otra responsabilidad.

La renuncia de Nuno pilló a contrapié incluso hasta el mismo club, que conoció la noticia a través de las actualizaciones de los digitales, y también a los propios jugadores. A lo largo de la jornada, ni en el paseo ni en la charla técnica previa al encuentro, Nuno había comunicado a la plantilla su decisión. El delegado Voro González será el encargado de dirigir al equipo en el entrenamiento de esta mañana en Paterna, a partir de las diez, pero el club avisó anoche a Curro Torres, técnico del filial, de que suspendiese su presencia en los premios de la Liga por si fuera necesaria su presencia en Copa del Rey ante el Barakaldo del próximo miércoles.

A las 22:59 horas Nuno comparecía en la sala de prensa del Sánchez Pizjuán, acompañado por el consejero Kim Huat Koh, para dar explicaciones: «Antes del partido he hablado con la presidenta, con la propiedad, con Peter Lim, y hemos vuelto a hablar después del partido y todos estamos de acuerdo que la situación no es buena y que hay que hacer lo mejor para el club. Estoy identificado con el proyecto pero había que tomar una decisión». «He de agradecer a todos los jugadores que he tenido cada día su trabajo, a Peter Lim, que soy y seguiré siendo su amigo, a la afición de un gran club que es el Valencia CF y decirles que sigan apoyando a la plantilla más joven de la Liga. Y que sigue viva. Mañana „por hoy„ daremos más detalles. Creo que es importante que el valencianismo siga junto y que crea en este proyecto. Yo estoy eternamente agradecido».

Nuno quiso girar la charla con los periodistas hacia el partido, pero tras la noticia de su adiós, resultaba complicado. «Los jugadores no sabían nada», reconoció, el portugués «sólo he hablado con la propiedad y la presidenta», añadió. Por último, se sinceró sobre su estado anímico: «Estoy triste. Empezamos aquí en Sevilla nuestro primer partido oficial, estamos en Champions, logramos una buena clasificación con una plantilla joven. Es un momento de mucha tristeza y no de alegría. Para mi es un orgullo y un honor todos los días que he estado en el Valencia CF», señaló.

La salida de Nuno obliga a replantear las directrices del proyecto, ya que sobre su figura pesaba toda la responsabilidad de la planificación deportiva tras la marcha de Rufete. Sin Nuno, en la cúpula deportiva sólo queda José Ramón Alesanco, director de la Academia, como teórico «hombre de fútbol». Por este motivo, queda por ver cómo afrontará Lim esta transición y quién le aconsejará. En la entidad empiezan a surgir recelos sobre la influencia constante que el agente Jorge Mendes, socio del singapurés, ha mantenido en la ejecución de cada paso de un proyecto que evidencia un déficit estructural, que se ha quedado incluso sin portavoces. Una de las opciones que cobraba fuerza era que Alesanco tome las riendas de la situación. Cabe recordar que el técnico vasco vino al club avalado por Joan Laporta, buen amigo de Lim, y que cuenta con una consolidada red de contactos para buscar un sustituto.

De repente, Lim se ha quedado sin escudos ante una masa social que empieza a exigir responsabilidades cada domingo en Mestalla. Nuno deja el banquillo con un legado asimétrico. De la velocidad de crucero de la primera temporada, en la que se alcanzó una plaza en la Liga de Campeones con 77 puntos, a las paupérrimas prestaciones del actual curso, con una plantilla excesivamente joven, inexperta y mal reforzada pese a la derrochadora inversión de 140 millones de euros.