La propiedad del Valencia tiene la oportunidad de cambiar el rumbo en los próximos días. De dejar atrás una política estrictamente empresarial, teledirigida desde Singapur, y abrirse a un modelo futbolístico. De club deportivo de toda la vida. Alejarse del plan con el que Meriton aterrizó definitivamente en la ciudad en otoño de 2014, apoyado en dos cimientos en el área deportiva: el entrenador, Nuno Espírito Santo, y el agente de futbolistas Jorge Mendes. No tardó en tomar forma aquel bosquejo que Layhoon, mano ejecutora de Lim, se trajo bajo el brazo. La primera medida fue el relevo de técnico. Para hacerle sitio a Nuno, el dueño se cargó a Juan Antonio Pizzi. Al argentino, curiosamente, lo fichó Amadeo Salvo, el valedor del proyecto singapurense durante todo el proceso de venta. Primera contradicción. Su marcha costó 1,5 millón de euros.

El proyecto, sin embargo, no ha sido nada rentable a medio plazo para Meriton. Después de los excelentes resultados de la temporada pasada, el propietario ha comprobado como el traje le venía grande, muy grande, al técnico de Santotomé.

Con Nuno ya en el banquillo, y con la llegada del primer grupo de futbolistas del círculo de Mendes, quedaron a la vista cuáles eran los motores del modelo. Y cuáles no. Lim, aconsejado por el entrenador y por su amigo Mendes, cortó de tajo la pata que molestaba; coincidiendo con la marcha de Amadeo Salvo, destituyó a Rufete el pasado mes de julio y dejó al Valencia sin director deportivo. Ambos habían sido ninguneados por el propietario del Valencia. Todas las decisiones en el área técnica quedaron supeditadas a la figura de Espírito Santo y Mender, con un poder plenitenciario.

La primera grieta del proyecto se abrió, precisamente, por una falta de consenso en los fichajes. En plena pretemporada, el expresidente y Rufete apostaron por el fichaje del belga Imbula, del Olimpique de Marsella. Nuno, con el apoyo de Lim y de Mendes, centraron su atención en el brasileño Rodrigo Caio. Una curiosidad: los servicios médicos del club desaconsejaron la incorporación, a última hora. Fue la bomba desencadenante. El anterior cuerpo técnico quedó anulado. Entre otros, también se marchó Fabián Ayala.

«Desde luego que (el director deportivo) no es Jorge Mendes. Es sólo un amigo al que en alguna ocasión se le pide consejo», dijo Layhoon el 30 de septiembre. Ahora llega el momento de demostrar que el proyecto no depende del agente luso. Una ocasión propicia para ponerle más patas al modelo.