Se esfumó Nuno, como el espíritu santo, tanto del vídeo triunfante de presentación de la temporada pasada como del discurso de la presidenta, Layhoon Chan, que no guarda un grato recuerdo del entrenador portugués. «Pido paciencia a los accionistas con Peter Lim», afirmó la máxima autoridad ayer del Valencia en ausencia del misterioso máximo accionista, de quien se desconoce hasta el tono de voz.

El mensaje de Chan se abre en dos direcciones. Por un lado, pretende confirmar que es un proyecto a largo plazo por parte del magnate de Singapur, con la promesa de acabar un nuevo estadio rediseñado completamente (¿cómo?, ¿derribando el esqueleto actual que ha costado 130 millones?) y con la apuesta por la cantera; por otro lado, y más sutilmente, reconocer implícitamente los errores del dueño en este primer año de gestión, en velada referencia a haber dejado el control deportivo en manos del agente Jorge Mendes y de su representado Nuno Espiritu Santo.

Frente al poder de la grada, invocado por Miguel Zorío y temido por el propio Lim al aparecer en Mestalla solo cuando el estado de ánimo de la masa le es propicio, Layhoon ofreció un discurso menos dado a la demagogia de lo habitual: «Tomaré decisiones sin plegarme a la presión popular».

Es lista Layhoon. Sabe por dónde le podría venir una oposición más peligrosa que la de Zorío y de ahí su aplauso al expresidente Amadeo Salvo, caballo de Troya en la entrada de Lim en Mestalla, ansioso ahora por recuperar el foco después de marcharse en verano pasado para acompañar a Rufete ante la sombra pringosa de Mendes.

Hay una parte de la gestión de Lim, la relacionada con los sobrecostes en los fichajes, que invita a todo tipo de sospechas, pero la mayoría de los accionistas prefirió eludirla, abrumados por la capitalización de los 100 millones de la ampliación de capital del club.

Menos generosa fue Chan con otro expresidente, Juan Soler, al declararse «perpleja» por que el club hubiera gastado 130 millones en un estadio nuevo sin tener la propiedad del suelo, los 70.000 metros cuadrados ahora sí adquiridos por la nueva propiedad. El nuevo estadio fue un esperpento desde el primer día, difícil ahora de resolver.

Patinó la presidenta cuando dijo que el Valencia-Barça del pasado sábado será recordado durante años. Los empates no se recuerdan en Mestalla a no ser que acarreen títulos (la derrota del 71 en Sarrià, ante el Espanyol, sí supuso una Liga tras igualar el Atlético y el Barça).

La presidenta, por último, se preguntó por qué ha tenido el Valencia14 entrenadores en 15 temporadas. Pues porque ella ha superado la media: tres técnicos, Pizzi, Nuno y Neville, en un año, le recordó Zorío. Chan pidió enterrar el hacha de guerra del valencianismo y la hinchada la sacó a hombros de la junta pensando que Gary Neville le dará, por fin, un contenido deportivo a la estabilidad financiera.