El Valencia CF se sacó ayer el billete para los cuartos de final de la Copa del Rey. El tren valencianista que conduce el maquinista Gary Neville va a trompicones, a veces es lento hasta la desesperación y otras coge una buena velocidad, las menos. No es una máquina fiable y su conductor no parece dar con la tecla. Suele llegar al límite a la estación, aunque a la de Granada entró a su hora. Veremos a la próxima.

Los hombres de Gary Neville volvieron a repetir los errores de anteriores partidos, como el de la pasada jornada de Liga en Anoeta. Un equipo con errores en defensa que un flojo Granada le volvió a sacar los colores, al menos en el primer tiempo. Orban fue, otra vez, un autopista. En esta ocasión fue Edgar el afortunado. Un conjunto con un centro del campo que fue incapaz de crear fútbol y que, al menos, acertó en prácticamente todas las ocasiones que se asomó al área nazarí.

No quedaré por mentiroso si digo que lo mejor del primer tiempo para el Valencia CF fue el resultado. El Granada, sin hacer nada del otro jueves, desnudó a los de Neville a base de empuje, velocidad por la bandas y poniendo en aprietos con las jugadas a balón parado.

El Valencia CF era incapaz de dar tres pases seguidos y, además, perdía el balón con más frecuencia de lo deseable. Enfrente, a los granadinos les bastó con aprovechar la endeblez de su rival para subírserle a las barbas. Y eso que el Valencia CF debía tener suficiente con enfriar el partido por el 4-0 con el que se presentó en el Nuevo Los Cármenes. Pues nada, sufrió más de lo necesario hasta el punto de que Ryan se disfrazó de Jaume y se mostró muy seguro. Por ejemplo, en dos minutos debió de sacar la manopla para abortar dos disparos de El Arabi y Succes. Los laterales valencianistas sufría, sobre todo Orban, al que Edgar le cogió la medida.

Gol anulado al Granada

En el minuto 25 el colegiado Estrada Fernández invalidó una jugada en la que el balón acabó en las mallas de la portería de Ryan tras un disparo de Fran Rico al interpretar que se había ayudado con la mano. Rochina le dio otro susto con un lanzamiento que se estrelló en el palo, aunque la jugada ya estaba anulada por el árbitro.

Afortunadamente para el Valencia CF las embestidas del Granada quedaban en sustos. Por contra, los de Neville se acercaron dos veces con peligro al área rival. En el minuto 37 Negredo quiso pillar por sorpresa al guardameta andaluz con un lanzamiento desde su propio campo que salió por encima del larguero por bien poco.

Y es lo que tiene el disponer de mayor pegada que tu rival. Tanto acercarse el Granada a la puerta del Valencia CF para nada y fue Zahibo el que cabeceó a la red a la salida de un córner lanzado por Piatti. Era el minuto 41 y aunque el resultado no se puede considerar justo es el producto de la diferencia de calidad entre ambas escuadras.

Mejora tras el descanso

En el segundo tiempo el Valencia CF mejoró ligeramente sus prestaciones. Pero no crean que bordó el fútbol aunque al menos no perdió tanto el balón, estuvo mejor situado sobre el terreno de juego y efectuó mejor la presión. Eso, unido a que el Granada comenzó a sacar bandera blanca, permitió que en los segundos 45 minutos los valencianistas no sufrieron.

Neville dio descanso a Negredo en el minuto 62 para poner en juego a Alcácer. Y al killer de Torrent le faltó un minuto para aprovechar un excelente pase de Danilo para marcar el segundo gol, pese a las protestas de los locales que reclamaban falta de Zahibo sobre Rochina. Por fin se pudo ver al brasileño en algo más que en tareas de destrucción. Hasta ese momento ni Danilo ni el joven Zahibo habían dado muestras de la suficiente claridad como para conducir a sus compañeros hacia delante. Igual es pedirle peras al olmo pero el Valencia CF se resintió de esa circunstancia.

Piatti cierra la cuenta de penalti

El Granada cada vez se diluía más que un azucarillo, lo que aprovecho el Valencia CF para exhibir pegada. En el minuto 83 Bakkali era derribado en el área y Estrada Fernández señaló el claro penalti. Piatti lo transformó en el tercer tanto de la noche, el séptimo del conjunto de la eliminatoria. La mayor victoria valencianista en el global de una eliminatoria de Copa del Rey desde el 8-1 al Villarreal en 1993. Ha llovido bastante.