La UEFA, esa institución tan recta y disciplinada, inflexible para no anular decisiones arbitrales absolutamente esperpénticas, demostró ayer que no es oro todo lo que reluce. No es tan pulcra y escrupulosa como intenta aparentar. Tardó más de veinte minutos „12 de partido y casi 10 antes del pitido inicial„ en ordenar la retirada de una pancarta gigantesca, especialmente ofensiva, contra el club de Mestalla. «Puta Valencia», rezaba el enorme cartel colocado detrás de la portería de Ryan. La reacción del Valencia no se hizo esperar. El club presentó una protesta ante el delegado de la UEFA. Informado de la gravedad, entonces ordenó retirar la. A los 20 minutos, sin embargo, apareció un nuevo mensaje en la grada, dirigido al director de comunicación del Valencia y al jefe de seguridad del club, respectivamente. «Todo el mundo debe conocer (que) Damià Vidagany y Julián Suescun, esos dos son hijos de putas», rezaba.

El motivo: el Valencia no dejó a los aficionados del Rapid entrar a Mestalla, la pasada semana, una pancarta con la palabra «Ultras». La tensión llegó a la comida oficial de la ida, en Valencia, entre ambos club, por el asunto de la dichosa pancarta. Al Rapid le espera una multa que oscila entre los 50.000 y los 200.000 euros.

«Se ha cruzado el límite»

«Aceptamos que el fútbol es pasión pero se ha cruzado el límite esta noche», expresó Gary Neville para valorar las pancartas. El técnico agradeció al entrenador del Rapid, Zoran Barisic, y a otros directivos del club vienés sus disculpas por las pancartas «ofensivas» mostradas por los radicales austríacos durante el encuentro. «Vimos la pancarta al principio, pensamos que era inapropiada y pedimos al oficial de la UEFA que la quitara», aseguró. El entrenador afirmó que la respuesta de los oficiales de la UEFA ha sido «fantástica, han actuado de forma rápida y correcta».