El Valencia B ha puesto la quinta marcha. El equipo que dirige Curro Torres ha ganado ocho de los últimos nueve partidos disputados, y ya ha dejado la amenaza en forma de descenso de categoría a 13 puntos. La velocidad que ha imprimido el Mestalla es tal, que ya se piensa incluso en poder jugar la promoción de ascenso a Segunda división. Desde la campaña 2001-2002 que no se logra ese objetivo. El filial es noveno, y está a tan sólo cuatro puntos de los puestos de privilegio. Hay varias claves que explican el despegue del filial:

El liderazgo de Curro Torres dentro del vestuario

¿Quién es el líder del Valencia B? La pregunta tiene una fácil respuesta: Curro Torres. El entrenador del filial asumió toda la responsabilidad cuando el equipo no carburaba, y protegió a sus jugadores de la crítica y las injerencias externas. A partir de ese momento, Curro se ganó la confianza de la plantilla, el grupo tiene fe ciega en el técnico, y el vestuario se ha convertido en una especie de colectivo de fundamentalistas deportivos que van a muerte con el entrenador. El entrenador está con el equipo, y el equipo con su entrenador.

La llegada de nuevos fichajes con experiencia en la categoría

Al igual que sucedía en el Valencia CF, el filial era una plantilla muy joven. Esa inexperiencia, y ese desconocimiento de la categoría, pasó factura a principios de temporada. La llegada de dos fichajes de mayor edad como Araujo „un mediocentro procedente del Eldense„ y Aridai „extremo que llega del Huracán„ le han dado otro aire al grupo, puesto que pusieron su experiencia en la categoría al servicio del colectivo. La presencia de otro futbolista como el colombiano Chicho Araujo „el goleador del equipo llegó en noviembre junto a su compatriota José Luis Moreno„, también fue otro refuerzo de garantías. Estos cuatro refuerzos han servicio para asentar al equipo, y han hecho mejor al resto de jóvenes promesas.

Cerrar la portería como punto de partida para jugar buen fútbol

Curro Torres insistía una y otra vez que era necesario cerrar la portería para poder realizar el fútbol que caracteriza a la escuela del Valencia CF. Los futbolistas han ido aprendiendo conceptos fundamentales, y ahora se ha logrado cerrar la portería y también los partidos. «Lo habitual era irse al ataque en un sinsentido ofensivo», comentaba un técnico, «pero el entrenador ha ido puliendo esos defectos y perfeccionando algunos automatismos», añadía. El Valencia B juega con el mismo sistema desde el inicio de la temporada, el 4-3-3, y lo único que sucede es que, además de buen fútbol, el filial da la sensación de ser un grupo homogéneo y trabajado.

La motivación de que sí que se puede subir al primer equipo

Lejos de que la subida masiva de jugadores del filial al primer equipo debilitaran al Valencia B, este hecho ha tenido el efecto contrario. La presencia de futbolistas de la cantera a las órdenes de Gary Neville ha sido un plus de motivación para los chavales, que ven que jugar en el Valencia CF no es una utopía. «Sí que se puede», comentan en el vestuario. El acicate ha sido decisivo para tener fe y creer en sus posibilidades. Por el primer equipo ya han desfilado Fran Villalba, Diallo, Tropi, Zahibo... Las ausencias no se han acusado.