Hace más o menos una semana en estas mismas páginas que alguien „espero„ usará algún día para enrollar una merluza o cubrir un suelo acabado de lavar escribía profecías distendidas sin pies ni cabeza. Como que pudiera suceder que Neville no regresara de Inglaterra y Ayestarán (pobre, él no quería) se tuviera que quedar con el cargo de entrenador jefe, obligado a pesar de que su única voluntad humilde era guardar lealtad a Gary y marcharse con él. En aquel momento no podía imaginar que lo que ocurriría sería mejor todavía€ Es decir, peor.
No podía imaginar que Ryanair terminaría haciendo una delirante campaña de publicidad de su vuelo entre Valencia y Manchester al grito de «Gary vete ya (sic)». Los hermanos Neville como efectiva imagen promocional de una compañía de vuelos de bajo coste. «Y si vienes con Angulo te sale la facturación gratis», les faltó inscribir en el anuncio. «Vuela de Valencia a Manchester (con los precios más bajos)», añadían en cambio. Y allí sí erraban. El precio de regreso de Gary es muy caro: no por el finiquito (seguro que lo perdona, es un líder natural dentro y fuera del campo y sabrá corresponder la amistad para con Lim), sino por sus consecuencias devastadoras.
Llegados a este punto es momento de preguntarle a Lim si todo esto le compensa. Durante el proceso de compra pareció el Frank Underwood de House of Cards retorciendo hábilmente las negociaciones a su favor. Desde que se ha puesto a tomar decisiones a favor del Valencia se asemeja en cambio a Paco Martínez Soria aterrizado en un destino en cuyo callejero está perdido. ¿Qué busca?, ¿qué quiere?, ¿qué importancia tiene el Valencia para él?
Le pide la hinchada a Lim mayor implicación, mayor conocimiento de causa, más presencia en el día a día. Justamente habría que pedirle lo contrario. Que esté lejos, que esté ausente€ que no imponga sus filias. Su mejor labor sería darle independencia a profesionales de solvencia contrastada mientras él, como Phil, únicamente mira. Ante la duda, fútbol. Todo este embrollo en el que el Valencia anda instalado (no es cuestión única de Lim, es consecuencia de un proceso de descomposición que viene dado por una sucesión de propietarios irresponsables) se resuelve mejor que peor con un equipo de profesionales contrastados al mando, tal que si este fuera un club gestionado con franqueza.
Al llegar vivimos bajo el espejismo de la buena fortuna, creyendo que en ese proceso con ínfulas de bingo al Valencia le había tocado en suerte un inversor capacitado. Hasta ahora el contexto le ha escrito a Lim el epílogo de cada libro iniciado con su prólogo. La próxima obra tiene visos definitivos. El propietario ha pasado de héroe a villano y los que coreaban sus promesas de pasteles son sus oponentes más inflexibles ante la falta de pan. De las bellas palabras y buenas intenciones a la cuchufleta y el ridículo. En lugar de viajar en Singapur Airlines el Valencia vuela en Ryanair.
En la épica operación de compra del VCF, la mayor en la historia del fútbol, toda una conjunción astral, ningún pliego reflejaba que los ofertantes debían tenerle tan poco respeto al club.
