Fue llegar a la frontera del minuto 60 en el estadio Gran Canaria y el Valencia se desplomó. Otra vez, el equipo blanquinegro demostró su deficiente condición física, fruto de una planificación desastrosa gestionada por Nuno Espírito Santo. Lo dijo Gary Neville cuando aterrizó en Mestalla, a finales de noviembre pasado; lo confirmaron varios futbolistas, entre ellos el canterano José Luis Gayà, y lo sabe muy bien Pako Ayestarán, una voz autorizada en la materia (está considerado el mejor preparador físico de fútbol del mundo). El recién nombrado entrenador del Valencia, tras la destitución de Neville, ha visto repetirse la situación una y otra vez desde que se incorporó al equipo como ayudante a mediados de febrero: al equipo le ocurre como a un corredor inexperto de maratón, que suele sufrir un bajón (el famoso «muro») pasado el kilómetro 35. En el caso del Valencia, el tiempo de resistencia está más o menos marcado a partir del gol encajado, que suele ser antes de la hora de partido. A partir de ahí, jugar al fútbol se convierte en un suplicio. La barra de la batería se ilumina en rojo brillante. Hasta que se apaga.

Con el equipo tocando fondo, Pako Ayestarán prepara un plan de emergencia para rescatar al Valencia del agotamiento en este tramo final de temporada. En condiciones normales, los equipos llegan rodados a esta fase decisiva del curso. Una planificación medianamente sensata prevé que los futbolistas lleguen en plenitud de condiciones a estas alturas del año y que, partir de entonces,ya no sea necesario más carga física en los entrenamientos. Todo, a partir de entonces, viene rodado y se intensifica el contacto con el balón. No va a ocurrir en el Valencia, visto que sus futbolistas andan muy escasos de fuerzas. Ayestarán tiene previsto doblar las sesiones de entrenamiento (mañana y tarde) para que los jugadores lleguen mejor entrenados, al menos, a los últimos partidos de la temporada. Un trabajo intensivo pese a que sólo falta un mes para el final de la competición. Las tres últimas jornadas se juegan entre el 1 y el 15 de mayo. El Valencia recibe al Villarreal, visita al Real Madrid y despide la temporada en casa el 15 ante la Real Sociedad.

Nada más ser nombrado primer entrenador la pasada semana, Pako Ayestarán prescindió de Jordi Sorlí, preparador físico de esta temporada. Es evidente que el técnico vasco lo quiere tener todo bajo su control. Experiencia no le falta. Responsable de la forma física del Valencia que ganó las Ligas de 2002 y 2004, coronó después campeón de Europa al Liverpool ejerciendo la misma función en 2005.

Que el estado físico de la plantilla del Valencia no es bueno lo saben muy bien los futbolistas, algunos con lesiones que se han cronificado, como es el caso de Gayà, aquejado de pubalgia, y otros constantemente en la enfermería, como Enzo Pérez. Ayestarán quiere recuperar al centrocampista argentino para los últimos partidos. Cancelo es otra demostración de la penosa planificación. Recayó hace dos semanas de una lesión muscular en el recto anterior y se le espera para esta semana. Para jugar ante el Sevilla está previsto recuperar, también, a Cheryshev, un caso aparte teniendo en cuenta que llegó en el mercado de invierno. «Muchas veces salimos muy bien 45 o 50 minutos. El otro día contra el Celta, por ejemplo. Estamos bien en el campo, dominando y nos marcan y empieza a notarse que el equipo no está fuerte. Repetir esta situación, semana tras semana, es agotador», explicó Rodrigo tras el partido ante Las Palmas.