Unai Emery se marchó del Valencia con un aura de incomprensión. La valoración de su buen legado, con tres terceras posiciones seguidas, quedó frenada por otros condicionantes, como no haber accedido a finales, de Copa del Rey o en Europa, no haber opuesto casi nunca resistencia en los duelos contra Real Madrid o Barça o la que fue la causa de desarraigo más grande en su relación con la grada: remontadas en contra, que se contaron por decenas a lo largo de sus cuatro años en el banquillo.

Sin embargo, desde que el técnico donostiarra recalase en el Sevilla, cada enfrentamiento decisivo con el Valencia ha acabado tornándose traumático para los blanquinegros. La visita de los hispalenses a Mestalla, este domingo a las 16 horas, también adquiere tintes dramáticos para un Valencia cuya esperanza es la de alejarse a toda prisa del descenso.

Dos son las sonadas conmociones que Unai, que conserva la insignia de oro y brillantes del Valencia, ha protagonizado con su exequipo. La primera se remonta a la última jornada de la temporada 2012-13. En juego, la última plaza para la Liga de Campeones. El Valencia de Ernesto Valverde llegaba en gran forma pero perdió con un ajustado y polémico 4-3. Clos Gómez desniveló la contienda con una rigurosa expulsión directa a Jonas en el minuto 45 y Negredo ajustició a su futuro equipo con cuatro tantos.

Más doloroso fue el cruce de semifinales de la Liga Europa en la campaña 2013-14, con Juan Antonio Pizzi de técnico valencianista. El Sevilla tomó ventaja con un 2-0 en el que se dio validez a un tanto en fuera de juego de M´Bia. Además, Alcácer se perdía la vuelta al ver una amarilla al fingir el meta Beto una agresión. En la vuelta, el Valencia levantó toda una montaña y se colocó con 3-0 en el marcador. M´Bia, en el descuento, cambió la historia y Unai lo celebró con una furiosa carrera por la banda técnica.