Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Paripé sin fronteras

El otro día un afamado escritor valenciano (por casualidad, como todos) cuyo último libro versa sobre un tipo que se encerró en un armario y empezó a hacer su vida allí, vino a contar que cuanto más te alejas de lo que te da miedo, más te acercas a ello. No era una frase de sobre de azucarillo escrita por Ayestarán, aunque podría haberlo sido.

El Valencia, en estos días, minutos de la basura en el argot, en los que toda su temporada acabó mientras que sus principales rivales juegan finales a pares, se alejó lejos lejos lejos con la premisa palmera de la expansión internacional y la captación de nuevos seguidores around the world. Por mucho que se alejara quedó más cerca que nunca de su realidad, instalada en el paripé con constancia.

En esa lejanía cercana hubo que escuchar a mantenedores de la obviedad. A la presidenta Layhoon reconociendo el error de haber contratado a Neville (ojalá llegara el día en el que comenzaran a percatarse de los errores antes de cometerlos) y al director deportivo con ascendencia en director general, Suso G. Pitarch, siendo notario de Lim y confirmando su implicación para con el Valencia («¡no!, ¡que no esté tan implicado, por lo que más quiera», se escuchó de fondo). En el VCF es todo tan extraño que las obviedades (como que un propietario tenga implicación por su propiedad) hay que reivindicarlas. Vamos camino de que un día Lim declare a la prensa local -la de Singapur, entiéndase- la valencianía del Valencia. «Porque el Valencia es de los valencianos, que son muy valencianos y mucho valencianos».

El paseo de rigor de un puñado de miembros del equipo (uno de ellos excluido de la Eurocopa en pleno avión) tiene que ver poco con la expansión internacional. Tiene que ver más con poner a un club al servicio de las causas personales de su amo. Tiene que ver poco con captar atención mundial. Tiene que ver más con ser la comparsa de un tipo muy filántropo que presentaba sus becas. Al servicio, siempre al servicio de causas ajenas. Ése es básicamente el fallo multisistémico de este Valencia: nunca el club está al servicio de sí mismo.

Es ridículo, sonrojante, hacer creer que estos rodeos medio clandestinos por Asia suponen un acicate para el crecimiento social de la marca VCF. Como logra uno nuevos militantes es siendo reconocible, estando en las finales que se disputan estos días, luchando por ellas; no viajando en la post temporada tras un curso en la nada, no encerrando en un armario que va de aquí para allá sin rumbo.

¡Cómo vas a aumentar los fans en Asia si en Valencia los padres tienen que hacer conjuros mágicos para que sus hijos les salgan del Valencia!

Compartir el artículo

stats