Qué poco necesitó el Crystal Palace para golear ayer al Valencia. Al subcampeón de Copa inglés le valió con aplicar la antigua fórmula de ser más contundente en las dos áreas para deshacer la resistencia de un Valencia solo hecho de propuestas y jugadores equivocados. El equipo de Pako Ayestarán es una lágrima en defensa y todavía no ha logrado mantener la puerta a cero en ningún amistoso este verano. Un problema estructural que bloquea toda evolución, con la liga a la vuelta de la esquina. Parejo reapareció y Nani debutó con 35 minutos, retirándose con problemas físicos.

El partido empezó con diez minutos de retraso, por los problemas del autobús valencianista para llegar a Selhurst Park. Fue la única concesión de los anfitriones para un Valencia limitado a sus buenas intenciones. La de un centro del campo que empieza a responder a la idea de Ayestarán de combinar y crear juego, con paredes entre Enzo Pérez y Carlos Soler. Pero nada se plasmaba en la praxis. Los recortes de Cancelo acababan en centros al tercer palo y Cartabia enrevesaba sus regates en arabescos.

Ante la melaza del fútbol visitante se levantó la demoledora simplicidad del Palace. El Valencia encajó el primer gol con la jugada más vieja del mundo. Saque de banda en corto y centro al área pequeña en la que Wickham se anticipó a Orban para batir a Ryan. Mike, el veterano empleado que reparte las alineaciones y que veranea en Xàbia, cantaba junto al resto de espectadores el «Glad all over», el hit de los 60 con el que se jalean los goles en este estadio al sur de Londres.

El gol abrumó al Valencia, sufriendo ocasiones tras cometer fallos elementales: controles que se van largos y generan ataques del rival, posesiones perdidas por no vigilar la espalda. Entre medias, los de Ayestarán solo respiraron con un par de pases en profundidad a Paco Alcácer. Uno anulado por fuera de juego, en el siguiente el torrentí equivocó la definición. El paisaje era tan sombrío que Enzo Pérez decidió irse solo a la guerra, con conducciones largas con las que acababa chocando contra algún central de los «eagles». Enzo, fortalecido con el brazalete, era de los pocos que mostró impulsos cancheros „encarándose con Jedinak„, en un bloque que aún no ha abandonado la inocencia. El segundo gol fue un ejemplo. Cancelo estaba roto, pidiendo el cambio, y en vez de tirarse al suelo continuó de pie y, maltrecho, acabó cometiendo penalti. El colmo. Wickham marcaba el segundo tras pararle el primer chut Ryan. 2-0 y Mike, el señor de las alineaciones, cantaba feliz.

Ayestarán revolucionó el once en la segunda mitad. Volvía Parejo, debutaba Nani. Al de Coslada se le vio más implicado, probó varios golpes francos. Al menos el Valencia parecía tener más sangre, al repeler algunas de las patadas rivales ante la permisividad del árbitro internacional Marriner. Pero en otra pérdida de balón, esta vez en un saque de banda, Santos se subía a la chepa del rival y cometía penalti. Gol y el «Glad all over» de rigor. Los minutos finales fueron de dominio territorial valencianista. Nani, antes de retirarse, contó con la clara primera ocasión visitante, antes de que el canterano Eugeni maquillase la tarde gris del Valencia con un gran gol.