A falta de ocho días para el cierre del mercado de fichajes, el Valencia va a la desesperada a por un central que pueda tapar la debilidad mostrada en el estreno liguero ante Las Palmas (2-4) del lunes. La actuación de Vezo y Abdennour, que obligó al entrenador, Pako Ayestarán, a mandar a calentar a Mustafi a la media hora, ha puesto en evidencia la política deportiva del club, dejando para última hora la que debería haber sido la primer contratación del verano: un central poderoso y con experiencia. El técnico se reunió ayer en Paterna con los jugadores durante 45 minutos, en presencia de Suso García Pitarch, en una especie de terapia de choque.

En materia de fichajes, Peter Lim ha pasado, en dos años al frente del Valencia, del despilfarro sospechoso al austericidio. Primero fichó a jugadores hinchadísimos, muy por encima de su valor (Rodrigo, Cancelo, Enzo Pérez, Abdennour, Negredo y Aderlán Santos). Y después, ya con García Pitarch en la direccion deportiva, ha optado por gastar lo mínimo, tirando de jugadores cedidos (Siqueira, Cheryshev, Mario Suárez), desechados (Montoya) o en formación (Medrán). Solo Nani ha supuesto una inversión fuerte (ocho millones).

El resultado es la descapitalización de la plantilla, muy limitada en las áreas para defenderse y para definir. La responsabilidad es del dueño y de su principal asesor, Jorge Mende, incapaces de dar salida a jugadores que cobran y costaron precios desorbitados.

En el cursillo acelerado sobre el negocio que le impartió Mendes a Lim, se le olvidó el capítulo más relevante: el fútbol pertenece a los futbolistas. Ni a los directivos ni a ni a los directores deportivos ni a los agentes. Ni siquiera a los entrenadores. Rafa Benítez, por ejemplo, tan laureado en Mestalla, no puede levantar de la lona al Newcastle en la Segunda inglesa.

Y el Valencia, que ha disfrutado de plantillas frondosas, ha ido perdiendo talento desde que Manuel Llorente vendiera por goteo a todas sus estrellas: Silva, Villa, Mata, Jordi Alba... El proceso ha sido implacable y se ha completado con los recientes traspasos de Otamendi y André Gomes.

La idea de jugar al ataque

Tras despedir Lim a Juan Antonio Pizzi para el banquillo a fin de colocar al amigo Nuno, el técnico portugués optó por un Valencia pragmático y conservador amarrado a la eficacia de Otamendi y de Diego Alves. Traspasado Otamendi y lesionado Alves, Nuno se despeñó en el curso pasado.

El actual técnico, Pako Ayestarán, intenta jugar al ataque y presionar al rival a fin de recuperar en campo contrario, pero para eso necesita jugadores de los que no dispone: defensas rápidos e inteligentes para cortar las contras. Y centrocampistas listos para reducir los espacios. Enzo Pérez, en esa nueva función de mediocentro defensivo, fue de más a menos el pasado lunes en Mestalla. Acabó agotado y sustituido por Rafa Mir.

Sostiene García Pitarch que, con un mediocentro de entidad, las carencias de los centrales se notan menos. El lunes se notaron todas. A la espera de que Mario Suárez sea el que fue en el Atlético, el Valencia tratará de fichar centrales a última hora, casi en el tiempo de descuento.