El Valencia tiene la sensación de haber superado el mercado de fichajes armando un equipo renovado que ha cambiado el ánimo depresivo de la afición. Ayer Ezequiel Garay y Eliaquim Mangala llenaron la Tribuna con 6.000 jóvenes seguidores entusiastas. Pero no se olvidan los contratiempos sufridos por el camino. La marcha de Paco Alcácer, que pesa como una derrota en el ánimo de la directiva. Ayer Layhoon Chan justificó por qué tuvo que vender al más representativo de los futbolistas del equipo, tras prometer públicamente que no se iría. El dedo, también ayer, apuntó al atacante barcelonista: «Paco pidió hablar conmigo para decirme que quería irse. Me sentí muy decepcionada con todo lo que escuché en esa conversación, aunque quería entender que era difícil rechazar al Barcelona».

El tono tranquilo y pausado de la presidenta no ocultaba la dureza de su discurso. La palabra «decepcionada» resonó en varias ocasiones, acompañada de una reflexión demoledora hacia un futbolista elevado a emblema: «Lo hablé con Suso. ¿Tenía sentido convertir en icono a un futbolista que tiene el corazón en otro lado?».

Layhoon Chan defendió que en la gestión del «caso Alcácer» pesaron más las consecuencias sociales, ese intangible que la ya no tan nueva propiedad ha aprendido en dos años de dirigencia, que el aspecto estrictamente económico. «Alcácer ha sido la gran decisión que ha tenido que tomar durante el mercado de fichajes. Siempre fue la decisión del club que no saliera del club. Si lo hubiéramos querido vender lo hubiéramos hecho tres semanas antes y no hubiera hecho la declaración de no querer venderlo. En el caso de Paco prevaleció la situación social o popular respecto a su salida. Era un icono, un símbolo de la cantera y que tenía relevancia social por su presencia desde los 11 años en la Academia».

La fortaleza del jugador ha sido en este caso mucho más determinante que en otros ejemplos, como el de Dani Parejo que, con otras formas, también presionó al club para intentar salir: «En la conversación con Paco le insistí en que si estaba seguro porque para nosotros era un jugador icónico. Me dijo que había tomado una decisión muy personal que era cambiar y que le pedía al club con insistencia que considerara la oferta del Barcelona», explicaba Layhoon. La palabra de Alcácer cubría las espaldas del club de cara a su masa social. Pero antes de ejecutarse el acuerdo, Layhoon solo antepuso una condición: «Le trasladé a Peter Lim mi recomendación y le dije a Paco que sólo consideraría la oferta si el club conseguía un sustituto que desde el punto de vista de la dirección y el entrenador pudiera sustituirle. Si no era así seguiría en el Valencia». La alternativa de Munir El Haddadi facilitó el desenlace de una operación que, según el club, no quedó encarrilada en la reunión que mantuvieron Josep Maria Bartomeu y Peter Lim el pasado 11 de agosto. Acorde a la versión oficial, en aquella cena el Barça trasladó su voluntad de negociar por Alcácer una vez que recibió informaciones „que no constaban en el Valencia„ de que el jugador no estaba a gusto en Mestalla.

Hacia el final de su intervención, Layhoon tuvo un gesto cómplice hacia Alcácer. No dudó de su valencianismo e invitó a los seguidores a que le deseen lo mejor a alguien criado en el club: «Creo, en el fondo, que para Paco el Valencia seguirá siendo su casa. Le dije a Paco que estoy muy decepcionada pero no enfadada porque al final nunca te enfadas con alguien al que consideras un hijo».