En Valencia, Daniel Parejo Muñoz (Coslada, 16/4/1989) , vive en una montaña rusa. Desde su llegada a Mestalla, en julio de 2011, el centrocampista madrileño no ha disfrutado de una jornada de tranquilidad. Amado u odiado, el «diez» no deja indiferente a nadie. Silbado por la afición después de que este verano le pidiera al club que escuchara una oferta del Sevilla, el gol de penalti que marcó el pasado jueves ante el Alavés tras un gesto de valentía que le honra, puede servirle para lograr la redención y ganarse el favor de la grada.

Sus sinceras o victimistas declaraciones a la conclusión del encuentro, Parejo reveló que la gente le decía que «corriera más» y que era «un perro», añadidas a la jugada del penalti, pueden servir para que la hinchada del Valencia CF de un giro radical en cuanto a su relación con el futbolista y que se viva una catarsis con el jugador.

Pero ni Parejo ni su entorno es optimista en que cambien la negativa corriente de opinión que tiene en su contra. Porque, según reveló el centrocampista, desde el propio club tampoco le han apoyado. «Yo he estado jodido en mi casa y no he recibido ni una llamada de nadie. Me he sentido muy solo y alguna vez he llegado a llorar. Situaciones que te acaban mermando por muy fuerte que quieras ser», lamentó el futbolista madrileño.

Pese a su buen rendimiento tanto con Valverde como con Nuno de entrenador, Parejo nunca ha estado en la lista de favoritos de la afición valencianista. Ni siquiera cuando asumió el brazalete de capitán y renovó contrato para continuar en el Valencia CF hasta el año 2020. Tampoco en los buenos momentos el centrocampista conquistó a la hinchada. A Parejo se le recuerdan mucho más los 2, 5 millones de euros de su ficha antes que su buena estadística dentro del terreno de juego. Por este motivo, y pese a lo del jueves, el idilio se antoja más que complicado.